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REVISTA PESCA DICIEMBRE 2019

Revista informativa sobre temas del mar y la pesca

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to del mar devuelva las esferas de hidrocarburo a la superficie

para que se evaporen, aunque siempre existe el riesgo de que

una parte se hunda en los sedimentos. Además, agrega que lo

que puede ocurrir es que “los peces pequeños se traguen las

esferas de petróleo y mueran de hambre, porque van a sentir

que están llenos cuando no. Lo mismo que pasa con el plástico”.

La frecuencia de los derrames en la costa norte es una pieza

clave para comprender su importancia: el problema de contaminación

del petróleo surge cuando la cantidad de hidrocarburos

es mayor a la capacidad de degradación que tiene el mar.

Antes de la empresa china CNPC, la brasileña Petrobras operó

el lote X hasta finales del 2014. En sus reportes de derrames

menores a un barril, llegó a registrar de 100 a 200 eventos por

mes y de 10 a 30 eventos por día, según los datos que reportó

al Osinergmin. Ninguna otra petrolera ha reportado a ese nivel

de detalle sus derrames.

Necesidad de cuantificar

Según distintos estudios científicos consultados por Mongabay

Latam, el petróleo en el mar tiene distintos efectos en los organismos

marinos. Por ejemplo, en los informes

Contaminación ambiental: monitoreo y evaluación, así

como en Calidad acuática e hidrocarburos de petróleo, determinación

de Hidrocarburos de petróleo en sedimentos marinos,

en posesión del Instituto del Mar Peruano (IMARPE), está

documentado que los hidrocarburos se adhieren a las branquias

de los peces afectando su respiración; lo mismo pasa

con las vías respiratorias de los mamíferos marinos; o bien, las

comunidades marinas pueden sufrir deformaciones, pérdida de

fertilidad y reducción del nivel de eclosión de huevos. Los

efectos para los mejillones (Mytilidae) y otros moluscos que se

adhieren a las rocas son especialmente determinantes, ya que

pueden perder su capacidad de adhesión y por ende su capacidad

de alimentarse.

La pesca también encuentra efectos negativos: hay especies

que varían su ruta migratoria al detectar el petróleo.

Miguel Ángel Saldaña Serrano, investigador especialista en

ecotoxicología, concuerda con Collantes en que otra posibilidad

es que las especies bioacumulen componentes de hidrocarburos:

“los peces, como nosotros, tienen su sistema de defensas

y van a tratar de defenderse de los componentes del

petróleo. Los peces que no mueran, los pescadores los van a

capturar y van a llegar al consumo humano”.

El investigador del laboratorio de biomarcadores de contaminación

acuática e inmunoquímica (LABCAI), de la Universidad

Federal de Santa Catarina (UFSC), en Brasil, detalla que es

necesario hacer estudios de monitoreo tanto en el mar como

en las especies, hasta en derrames no significativos, ya que

toda información dota de herramientas al Estado y a las empresas

para mitigar los impactos ambientales.

En mayo de 1988, la Comisión Permanente del Pacífico Sur

(CPPS), con apoyo del Programa de las Naciones Unidas para

el Medio Ambiente (PNUMA), realizó una publicación de los

mapas de áreas críticas y recursos vulnerables como prioridades

de protección contra la contaminación accidental por petróleo

en el pacífico sudeste. El área crítica número uno se

conformó por el territorio demarcado por los puertos de Paita

y Punta Aguja; playas como Los Órganos, El Alto, Talara y Colán,

de la Costa Norte. A sabiendas de ello, los últimos

monitoreos públicos de contaminación por hidrocarburos

totales del petróleo en el mar han sido del 2010 y

del 2008.

La publicación del 2008 es la que ofrece más información. En

ella, el Instituto del Mar Peruano detalló que el nivel de concentración

de hidrocarburos aromáticos, disueltos en agua y

sedimentos marinos de Talara, era comparable con áreas críticas

reportadas en Chimbote y el Callao —características por su

nivel de contaminación—, aunque inferiores al nivel máximo

permitido establecido por la Comisión Oceanográfica Internacional

en 1984 (10 microgramos por litro).

Ambos estudios ofrecen únicamente monitoreo de Talara, que

si bien es una de las caletas que más aporta peces al consumo

humano directo, lo mismo hacen las playas norteñas de Cabo

Blanco, El Ñuro, Los Organos, Máncora, Cancas, Acapulco, La

Cruz, Puerto Pizarro y Zorritos.

Reserva Nacional Mar Tropical de Grau

El pescador zorriteño que presenció el derrame de BPZ y el

sargento de playa de Lobitos, coinciden con que ya no se ve la

misma cantidad de peces, ni las mismas especies en el mar de

la Costa Norte. El zorriteño, por cierto, ya no es pescador. Se

ha conseguido una mototaxi para trabajarla porque “ya no da

para vivir de pescador. Da pena. Mi padre y el padre de mi

padre también lo fueron”, dice.

El zorriteño comenta que después de los derrames del 2014

los peces simplemente “dejaron de llegar” y durante dos años

“no hubo pescado”. Refiere que los peces que dejaron de verse

con la misma frecuencia en sus redes fueron la sierra

Revista Pesca diciembre 2019 34

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