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REVISTA PESCA DICIEMBRE 2019

Revista informativa sobre temas del mar y la pesca

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miento que nos rodean, que desprenden más oxígeno del que

consumen. No es así.

¿Dónde se encuentran las poblaciones vegetales que

se multiplican continuamente y no cesan de crecer?

Los organismos responsables de que podamos respirar se

encuentran en los océanos; los cuales, no lo olvidemos, cubren

el 71 % de la superficie de la Tierra. El fitoplancton está

en la base de la cadena trófica de los ecosistemas oceánicos.

Sin los microorganismos autótrofos que lo componen, mares

y océanos serían desiertos sin vida. Gracias a su trabajo fotosintético,

estas microscópicas criaturas producen entre el 50 y

el 85 % del oxígeno que se libera cada año a la atmósfera.

Desde hace un par décadas, las imágenes de los satélites

Nimbus de la Nasa y de la Agencia Meteorológica estadounidense

mostraban que la productividad oceánica, evaluada en

función de la clorofila concentrada en la superficie marina,

podía ser superior a la productividad de los ecosistemas terrestres.

Esto hizo suponer que el fitoplancton era el gran

oxigenador del planeta.

La hipótesis fue confirmada en 2015 por el proyecto internacional

Tara Oceans, cuyos resultados concluyeron que el fitoplancton

genera al menos la mitad del oxígeno que respiramos

(unos 270 000 millones de toneladas al año) y transfiere

unas 10 gigatoneladas de carbono de la atmósfera a las profundidades

del océano cada año.

Esto resulta esencial para mantener la vida sobre la Tierra y

mitigar los efectos del cambio climático.

El fitoplancton posee clorofila, el pigmento que hace posible

la fotosíntesis. Además de esto, sirve como alimento al zooplancton,

que a su vez alimenta a otros animales marinos.

Miles de millones de plantas microscópicas que habitan el

seno de los océanos realizan su ciclo de renovación y muerte

en apenas unos días.

Ese infinito universo que nace y muere continuamente, el fitoplancton,

es la bomba que produce la mayor parte del O₂ que

respiramos. Pero, además de absorber la luz y de liberar O₂,

la clorofila permite a estas minúsculas plantas retirar el CO₂

disuelto para fijarlo, en forma de carbohidratos, a sus estructuras

biológicas.

Ahí reside el papel crucial del fitoplancton en el ciclo del carbono

y, como consecuencia, en su colosal capacidad para

purificar el aire. Gracias a la fotosíntesis, el fitoplancton consume

CO₂ a una escala equivalente a los ecosistemas terrestres.

Se calcula que cada año incorpora entre 45 y 50 millones

de toneladas de carbono inorgánico. Las plantas terrestres

incorporan unos 52 millones de toneladas de carbono al

año, pero este regresa a la atmósfera a corto o medio plazo.

Cuando el fitoplancton muere, parte del carbono captado cae

a las profundidades del océano.

Todos los organismos vivos de la zona fótica se hunden cuando

mueren, por lo que existe una constante lluvia de materia

orgánica hacia aguas más profundas. Los nutrientes son devueltos

a las capas superiores del agua, sobre todo en lugares

donde hay fuertes corrientes ascendentes debido a la topografía

del fondo y a los patrones de las corrientes oceánicas.

Un fabricante de oxígeno muy lento

El 85 % de la materia orgánica creada cada año por el fitoplancton

se recicla entre los organismos que viven en las

aguas iluminadas, mientras que 15 % restante se pierde en

las profundidades del océano. Allí, donde los microorganismos

han eliminado el oxígeno del agua, los restos de materia orgánica

permanecen enterrados en condiciones anaeróbicas.

Esta materia vegetal sepultada en el fondo del océano es la

fuente del petróleo y el gas.

Solo una pequeña fracción, alrededor de la milésima parte de

la fotosíntesis a nivel mundial, escapa a los procesos descritos

y se agrega al oxígeno atmosférico. Pero desde la aparición

de las cianobacterias, los primeros organismos fotosintéticos,

hace entre 3 500 y 3 800 millones de años, el oxígeno residual

dejado por el pequeño desequilibrio entre crecimiento y

descomposición se ha acumulado para formar el depósito de

oxígeno respirable del que depende toda la vida y cuyo volumen

representa un 21 % del total de la atmósfera.

Por eso, aunque la fotosíntesis sea, en última instancia, responsable

del oxígeno respirable, solo una pequeña fracción

del crecimiento vegetal se añade cada año al almacenamiento

de oxígeno atmosférico. Incluso si toda la materia orgánica

terrestre se quemara a la vez, se consumiría menos del 1 %

del oxígeno disponible en el mundo.

¿Cómo es posible que la masa de fitoplancton no se agote si

la biomasa de organismos que lo depredan es bastante superior?

El balance se compensa con una elevada tasa de renovación.

La alta tasa de reproducción del fitoplancton hace que sus

poblaciones se renueven más rápidamente de lo que son consumidas.

Un tiburón ballena que se alimenta de millones de

estas pequeñas células fotosintéticas solo es capaz de parir

una cría al año. En cambio, una diatomea es capaz de generar

cada día un millón de descendientes.

De esta forma, las cuentas del equilibrio de la vida, sí cuadran.

Fuente

http://theconversation.com/quien-produce-el-oxigeno-querespiramos-la-respuesta-flota-en-los-oceanos-124005

Revista Pesca diciembre 2019 48

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