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EL NARRATORIO ANTOLOGIA LITERARIA DIGITAL NRO 76 JUNIO 2022

Antología de cuentos de autores de habla hispana

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-¿C

ómo está el abuelo?

—Dormido. ¿Pudiste conseguir los pañales?

—Sí. Creo que son los indicados.

—Bien, no tardes.

Cuelgo, me toma un momento descubrir cuál es

el botón para bloquear la pantalla. Es una gran molestia usar un aparato tan

antiguo. Lo guardó en el bolsillo del pantalón antes de sentarme en el asiento

del conductor. Giro la llave. Y después de un ronroneo enciende. Piso el

acelerador y conduzco. ¡Pero qué maldita suerte!, tantos años por vivir y por

un maldito error estoy obligado a cuidar del abuelo. A Sonia no parece

molestarle tanto, quizá aún no se da cuenta de la magnitud de la falla, tal vez

aún no repara en todo de lo que se tendrá que privar por servir a alguien que

no puede valerse por sí mismo.

Una pelota choca contra mi parabrisas. Freno. Me dijeron en la

academia que por estos tiempos, cuando un balón pasa, un niño irá detrás. No

se equivocaban. Un regordete niñito de no más de siete años corre

despreocupado tras su pelota, mientras a mí, casi se me sale el puto corazón.

No te preparan para esto en las simulaciones. El pequeño termina de cruzar la

calle con su balón en brazos y con una amplia sonrisa en el rostro. Pese al

susto, es lindo ver a los niños jugar en la calle. Es un buen momento para

vivir, buscar una bella esposa, ¿por qué no?, respirar el aire limpio del campo,

ver el atardecer acompañado de un gran vaso de agua fresca y dulce.

Giro el vehículo. Me sudan las manos y el corazón me late con

violencia. Acelero. Pero al poco tiempo me empieza a doler el estómago. Es

una náusea que viene desde muy adentro. El carro comienza a reducir su

velocidad. Quito mi mano derecha del volante solo para verla desvanecerse.

Entonces freno. Doy media vuelta al automóvil y solo después de haber girado

los ciento ochenta grados me permito abrir el vidrio y vomitar por la ventana.

La boca me sabe a heces. Mi teléfono suena. Lo dejo sonar un poco antes de

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