EL NARRATORIO ANTOLOGIA LITERARIA DIGITAL NRO 76 JUNIO 2022
Antología de cuentos de autores de habla hispana
Antología de cuentos de autores de habla hispana
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resultaron los principales sospechosos; la chica no murió, pero se había librado
una orden de aprensión.
Carolina reía con esa su risa bruja, de dientes podridos por la droga.
Mi novia me vio ya incapaz de estar en pie, y me acompañó a la cama. Le pedí
que me la chupara un poco para relajarme, y ella presta se puso de rodillas,
pero yo estaba demasiado ebrio y me quedé dormido. Seguía oyendo las risas
de la conversación. Patricia ya no estaba; a esa hora solo quedábamos Nelson,
Ivi, mi novia, Carolina, y yo tirado en la cama. Se había acabado todo lo que se
bebía. Carolina insistió en dar su tanda, y salieron a comprar clandestino. Los
escuché cuando volvieron. Venía alebrestados, hechos un escándalo. Carolina
se había robado un macetero del jardín de una casa, e hizo que Nelson cargara
con una virgen de guadalupe hecha de yeso; también habían pateado cuanta
reja pudieron tan solo para molestar. Carolina se acercó a la cama donde yo
estaba durmiendo:
“Vas a ver cabrón. Te voy a coger por el culo para que no seas
pendejo. Tienes a esta chamaca como tonta soportando borrachos, y tú, todo
dormidote en la cama. Ningún marica me invita a chupar y se queda dormido.
Al que se duerme, hay que cogérselo, esa es la regla”. Y se metió entre mis
piernas. Yo estaba durmiendo boca abajo, así que me tomó por las caderas y
me jaló hacia ella. Se balanceaba golpeándome con la pelvis, las nalgas y los
huevos. “Ya déjame, coño”, pero ella estuvo jode que jode hasta que me
levanté.
“Venga cabrón, venga a tomarse unos tragos con nosotros, que aún
no amanece, y a usted ya se le quitó lo borracho”. Me acercó un vaso de
plástico que contenía un líquido negro en su interior. Ron con coca cola, pensé;
está bien, lo dulce me refrescará el hocico. Mi novia decía a modo de súplica,
medio en serio medio en broma: No, no sean así; no te lo tomes, déjalo.
“Tú no te metas. Él tiene que ser un hombre cumplidor, ándale, a
chupar, ¡salud!”, gritó Carolina, y sin contestar me empiné el vaso y de dos
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