EL NARRATORIO ANTOLOGIA LITERARIA DIGITAL NRO 76 JUNIO 2022
Antología de cuentos de autores de habla hispana
Antología de cuentos de autores de habla hispana
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Sus recuerdos volvieron a esa fuente en la plaza del pueblo, rodeada
de mujeres y niños jugando y cantando canciones:
“Al saltar la barca, me dijo el barquero…” “El patio de mi casa, es particular,
cuando llueve se moja, como los demás…”.
Recuerdos imborrables que a diario le asediaban en su paseo hasta
su viejo amigo el roble. Solo allí, se reconfortaba cuando le hablaba, sabiendo
que no le escuchaba, ni podría responderle, pero incapaz de dejar que un solo
día de lluvia o viento, impidiese que acudiese a su lado… con el paso del
tiempo llegó a convertirse en un ritual: allí se le declaro Javier y seis meses
después comenzó su vida junto a él. Y se había convencido de que debía
encontrar su reposo eterno precisamente en el único lugar donde todo empezó
y donde todo debía terminar, así lo sentía y así debía ser.
¿Por qué todos se fueron? ¿Por qué dejaron el pueblo que les vio
nacer?, ¿Por qué? No podía evitar hacerse aquellas preguntas… ¿por qué?
No sabía si la soledad y el vacío de las calles del pueblo, habían ido
mermando su alegría y cada día que pasaba su tristeza era mayor y el deseo de
acompañar a su marido era más intenso. Si al menos hubiese tenido hijos, o un
hermano, o hermana, todo sería distinto y no se sentiría tan sola. Últimamente
no podía quitárselo de la cabeza, llevabas días planeándolo; sí… estaba segura,
debía terminar sus días allí, junto a su viejo amigo; él que había visto el
nacimiento de su amor; él que le escuchaba día tras día…
Abrió su mochila, arrancó del cuaderno una hoja de papel y
escribió una pequeña nota de despedida, para sus vecinos. En ella les pedía
perdón por su cobardía; por fallarles también dejando el pueblo que tanto
amaba, pero les suplicaba su apoyo y que entendieran el vacío y amargura que
llevaba en su interior y que no le permitía vivir en paz; y les anunciaba su
deseo de que le dieran sepultura junto a su esposo.
Carla dejó la nota junto a su mochila, poniendo sobre ella una
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