INDUSTRIALES_ABRIL 2024
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SOCIOECONOMÍA / URBANISMO<br />
Si vamos más allá: ¿existen las ciudades necias?,<br />
¿existen las ciudades bobas?<br />
o redundantes * (¡ciudad inteligente es la que ofrece soluciones<br />
inteligentes a sus habitantes!), poco afortunados incluso, que se<br />
definen a sí mismos a partir de sí mismos, sobre sí mismos y así<br />
hasta el infinito. Adornado, eso sí, con algoritmos y luces led de<br />
bajo consumo. Ciudad inteligente suena a cuestión futurista,<br />
alejada de nuestra vida cotidiana, pero siempre eficiente. Sea lo<br />
que sea esa eficiencia".<br />
"Probablemente, parte de la insatisfacción con el concepto<br />
tenga que ver con las expectativas creadas y con cierta tendencia<br />
que tenemos, como sociedad, a plantear soluciones sin<br />
haber analizado y diagnosticado bien los problemas a los que<br />
debieran responder. La ciudad inteligente iba a ser la ciudad<br />
innovadora que recurría a la información, a las tecnologías de<br />
la comunicación y a otros medios tecnológicos para mejorar la<br />
calidad de vida de las personas, la eficiencia de los servicios y la<br />
competitividad de las sociedades. Pero resulta que generalmente<br />
vivimos en ciudades invivibles, dominadas por los atascos;<br />
ciudades gentrificadas, ciudades que expulsan y que carecen de<br />
espacios accesibles", denuncia la catedrática.<br />
La pregunta, sin duda, es si puede ser inteligente una ciudad<br />
cuyas políticas urbanas se perciben como discriminatorias<br />
contra sus habitantes, una polémica muy en boga en varios<br />
sectores de Puerto Rico. Y Lebrusán cuestiona: "¿Cómo va a<br />
ser inteligente una ciudad que deja atrás lo social? ¿Puede ser<br />
inteligente la ciudad que segrega? ¿Y la que discrimina o carece<br />
de accesibilidad física? Entonces, si vamos más allá: ¿existen las<br />
ciudades necias?; ¿existen las ciudades tontas?".<br />
"La cuestión -plantea Lebrusán- es que las ciudades, además<br />
de acumular problemas propios, no dejan de manifestar los<br />
problemas que tiene la sociedad en la que se encuentran. Por eso<br />
mismo, la ciudad inteligente no puede ser la solución mágica y<br />
todopoderosa que haga desaparecer la desigualdad, los atascos,<br />
la contaminación... pero si lo intenta en el marco de la eficiencia<br />
y nos dota de herramientas que nos ayuden a evaluar las soluciones<br />
y los problemas", sería muy bienvenida.<br />
De la misma manera que la Inteligencia Artificial (otra gran<br />
promesa) tiene sus luces y sus sombras, Lebrusán advierte que<br />
"por mucho algoritmo y sensor que instalemos, necesitaremos<br />
ser capaces de repensar qué sociedad queremos ser, cómo<br />
abordamos los problemas, cómo hacemos que las ciudades sean<br />
vivibles y cómo desarrollamos las políticas públicas adecuadas.<br />
Entonces sí podremos apoyarnos en todas las herramientas tecnológicas<br />
a nuestro alcance, en la ciencia de la computación...<br />
Solo entonces tendremos menos dudas sobre la inteligencia de<br />
las ciudades" (y la inteligencia de sus líderes y habitantes).<br />
N. del E.: de acuerdo con la real Academia Española (RAE), la<br />
tautología aborda enunciados que, con otras palabras, repiten lo<br />
mismo que ya se ha dicho, sin que aporten nueva información.<br />
¿El árbol no nos deja ver el bosque? Cuando casi todo parece haber pasado a ser "inteligente" -hogares, negocios,<br />
coches, teléfonos- lo de ciudades inteligentes suena para muchos críticos más bien a "bomba de humo", que amenaza con<br />
difuminar los verdaderos problemas urbanos.