Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Vendré otra vez
Mientras los discípulos todavía tenían los ojos fijos en lo alto, oyeron
unas voces que sonaban como la música más melodiosa. Se dieron vuelta y
vieron a dos ángeles con apariencia de hombres que les hablaron, diciendo:
"Galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha
sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo".
Hechos 1:11.
Estos ángeles pertenecían al grupo que había venido para escoltar al
Salvador a su hogar celestial. Con simpatía y amor hacia aquellos que
quedaban en tierra, habían permanecido junto a los discípulos para
asegurarles que esta separación no sería para siempre.
Cuando sus seguidores retornaron a Jerusalén, el pueblo los miraba con
asombro. Después del juicio y la crucifixión de su Maestro, era de suponer
que estuvieran abatidos y avergonzados. Sus enemigos esperaban ver en sus
rostros una expresión de dolor y derrota. Sin embargo, en lugar de esto, había
sólo alegría y triunfo. Sus semblantes brillaban con una felicidad que no es
propia de la tierra. No se lamentaban por sus esperanzas frustradas, sino que
estaban llenos de alabanza y agradecimiento a Dios.
Con gran alegría contaban a todos la maravillosa historia de la
resurrección de Cristo y su ascensión al cielo, y su testimonio fue aceptado
por muchos.
Los discípulos no tenían ya ninguna desconfianza en el futuro. Sabían
que el Salvador estaba en el cielo y que las simpatías de él los acompañaban.
Sabían que estaba presentando ante Dios los méritos de su sangre, mostrando
al Padre sus manos y sus pies heridos, como una evidencia del precio que
138