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destruido.
Los hombres hoy hacen lo mismo. La glotonería, la intemperancia, las
pasiones indomables, las malas prácticas llenan la tierra de maldad.
En los días de Noé el mundo fue destruido por el agua. La Palabra de
Dios enseña que ahora será destruido por el fuego.
"Por la palabra de Dios... el mundo de entonces pereció anegado en
agua. Pero los cielos y la tierra que existen ahora están reservados por la
misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición
de los hombres impíos". 2 Pedro 3:5-7.
Estén alertas
La gente antes del diluvio se burlaba de las advertencias de Dios.
Decían que Noé era un fanático y alarmista. Hombres importantes y eruditos
declaraban que un diluvio de aguas como el anunciado por Noé nunca había
ocurrido, y que jamás ocurriría.
Así también hoy se presta poca atención a la Palabra de Dios. Los
hombres se ríen de sus amonestaciones. Las multitudes dicen: "Todas las
cosas continúan como fueron desde el principio del mundo. No hay nada que
temer".
Entre tanto la destrucción se acerca. Mientras los hombres preguntan en
tono burlesco: "¿Dónde está la promesa de su advenimiento?", las señales se
están cumpliendo.
"Cuando digan: 'Paz y seguridad', entonces vendrá sobre ellos
destrucción repentina... y no escaparán". 1 Tesalonicenses 5:3.
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