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Capítulo 30
La ascensión triunfal
Después que Jesús desapareció de la vista de los discípulos en el Monte
de los Olivos, fue recibido por una hueste angelical que, con cánticos de
gozo y de triunfo, lo escoltó hacia las alturas.
A la entrada de la ciudad de Dios una inmensa compañía de ángeles
aguardaba su llegada. Al acercarse Cristo, los ángeles que lo escoltaban, con
expresiones de triunfo, se dirigieron a los que estaban junto a los portales:
"¡Alzad, puertas, vuestras cabezas! ¡Alzaos vosotras, puertas eternas, Y
entrará el Rey de gloria!"
Los ángeles que esperaban en las puertas respondieron:
"¿Quién es este Rey de gloria?"
Dijeron esto no porque no lo supieran, sino porque querían oír la
respuesta de sublime loor:
"¡Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla! ¡Alzad,
puertas, vuestras cabezas! ¡Alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey
de gloria!"
De nuevo los ángeles que esperaban preguntaron:
"¿Quién es este Rey de gloria?"
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