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Considerando las enseñanzas de las sucesivas experiencias<br />
de políticas urbanas en Chile, como ensayo y error,<br />
se concluye que los incrementos de los precios del suelo no<br />
pueden atribuirse a un decrecimiento absoluto de la cantidad<br />
de tierra ofertada, ni tampoco la expansión de la oferta provoca<br />
necesariamente un descenso de los precios.<br />
Las comunas que destacan por haber alcanzado<br />
altas plusvalías en la década del noventa, con uso predominante<br />
industrial es Quilicura y, con usos dominantemente<br />
habitacionales Puente Alto, La Pintana, Maipú y Pudahuel 23 .<br />
El crecimiento de la población y la migración de naturales<br />
rurales han traído consigo rápidas expansiones en<br />
las principales ciudades del país, con la consiguiente presión<br />
sobre la disponibilidad de suelo y el precio de éste para<br />
viviendas de interés social. Esta situación respalda la necesidad<br />
de proveer reservas de suelo para viviendas sociales,<br />
y medidas orientadas a compartir la plusvalía obtenida en el<br />
precio de los terrenos destinados a esas viviendas. De lo<br />
contrario, las alzas del precio del suelo obstaculizarán el<br />
acceso de familias y personas de menores ingresos a viviendas<br />
de interés social. Los precios de esas viviendas y<br />
los correspondientes subsidios habitacionales tendrían que<br />
subir, o bien, los estándares de las viviendas tendrán que<br />
ajustarse a menores costos de construcción con el fin de<br />
acomodarse al mayor precio de los terrenos 24 .<br />
23 Becerril – Padua (2000).<br />
24 Held (2000).<br />
La nueva política de vivienda social limitó la responsabilidad<br />
de los Servicios de Vivienda y Urbanización<br />
(SERVIU) solo a efectuar reservas de suelo para sus propios<br />
programas de vivienda. Por su parte, la compra y el<br />
acopio de terrenos para viviendas de interés social por parte<br />
de empresas del sector privado, se visualizó como una<br />
tarea propia de su gestión inmobiliaria. La construcción de<br />
grandes conjuntos de viviendas sociales se ha traducido en<br />
una fuerte presión por terrenos y en una abundante incorporación<br />
de suelo en la ciudad de Santiago. No obstante la<br />
incorporación de territorio rural al radio urbano, el precio de<br />
la tierra subió –en promedio– más de un 50%, en Santiago<br />
en el periodo 1990 a 1997, y en porcentajes superiores, en<br />
determinadas áreas de la ciudad capital 25 .<br />
La considerable alza que ha registrado el precio del<br />
suelo para viviendas de interés social han limitado los resultados<br />
de la política, y los SERVIU han podido adquirir<br />
menos terrenos para sus propios programas de viviendas<br />
con los recursos públicos que han tenido a su disposición,<br />
de este modo los suelos para viviendas sociales tienden a<br />
agotarse en Santiago. Esta situación ha trasladado subsidio<br />
habitacional a sus propietarios, habitualmente pertenecientes<br />
a estratos de altos ingresos 26 . Por último, dada<br />
la política de fijación de precio para construcción de las<br />
viviendas sociales –expresado en unidades de fomento<br />
(UF)–, el aumento del costo del suelo ha presionado los<br />
25 Ibíd.<br />
26 Cámara de Diputados de Chile (1999), citado por Held (2000).<br />
G ESTIÓN DE SUELO URBANO Y VIVIENDA SOCIAL. ELEMENTOS PARA UNA DISCUSIÓN