La mujer en La era gLobaL

Perfil
Aleksandra Koroleva
Apasionada protectora del
medioambiente
Por Alexey Milovanov
La activista rusa,
Aleksandra Koroleva,
es una trabajadora
infatigable de
las causas de
conservación del
medioambiente y
protección de las
personas contra
la contaminación
ambiental. Los
métodos poco
ortodoxos que
emplea para ello
a menudo rinden
buenos resultados.
La activista ambiental,
Aleksandra Koroleva, ha
dedicado gran parte de
su vida a la protección
del entorno prístino de la región
de Kaliningrado, de la Federación
Rusa en la costa del Mar Báltico. La
excepcional y compleja variedad de
este hábitat natural incluye pantanos,
bosques, ríos y marismas que
acogen diversos ecosistemas y aves
migratorias. La activista ha trabajado
dentro y fuera del gobierno
no sólo en la preservación de los
preciados recursos naturales, sino
que también en la protección de los
ciudadanos contra los peligros de la
contaminación ambiental.
Koroleva era una de las integrantes
de un comité estatal para
la protección del medio ambiente,
que se constituyó poco después de
la caída de la Unión Soviética. Según
ella, en ese momento le pareció
que el comité podía contribuir significativamente
a la conservación
responsable del medio ambiente.
Anterior a esto, había trabajado
en una universidad, en una escuela
y en un museo de historia regional
en asuntos ambientales. En
su nuevo cargo en el comité, se le
asignó la tarea de concienciar más
al público sobre el medioambiente,
principalmente a través de los medios
de comunicación. Su trabajo
iba bien, incluso había comenzado
un programa radial en la región de
Kaliningrado dedicado enteramente
a los problemas ambientales. El
programa se transmitió durante
varios años, pero el legado de los
años del régimen soviético, la burocracia,
no tardaron en poner freno a
sus esfuerzos.
la mujer y el medioambiente: perfil
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Debido a la forma en la que fue
educada, la activista no podía resignarse
a aceptar una derrota. En este
sentido, es igual a su madre, la reconocida
botánica y dendróloga Galina
Kucheneva. “Tenía un dinamismo
tremendo y no sólo le interesaba
estudiar los árboles como botánica,
sino que también buscaba preservarlos
para el futuro”, dice Koroleva
al recordar a su progenitora. “Claro
está, yo sólo he heredado una ínfima
parte de su autoconfianza, pero
mi espíritu dinámico me impide
conformarme con las cosas”.
A principios de la década de
1990, la sociedad rusa se encontraba
en un momento conflictivo. La
desaparición del régimen autoritario
comunista y el repentino libre
ejercicio del derecho de expresión
motivaron la creación de movimientos
y de organizaciones. Uno
de ellos fue ¡Ecodefensa! (Ekozashchita,
en ruso), un grupo fundado
por jóvenes decididos a abordar con
eficacia los asuntos ambientales siguiendo
el modelo occidental del
activismo ecologista. Su muy noble
y leal consigna era: “No hay compromisos
en la defensa de la Madre
Tierra”. Una sola reunión con el
activista Vladimir Slivyak de ¡Ecodefensa!
fue suficiente para que Koroleva
diera un giro total a su vida.
Renunció a su puesto de servidora
pública y comenzó una nueva etapa
en su vida. Recuerda que Slivyak le
dijo: “‘Hagamos algo y no esperemos
a que el gobierno nos autorice
a escribir un artículo o a hacer un
estudio ambiental’. Fue él quien me
demostró que se puede hacer lo que
uno considera que es necesario o es
importante hacer”.