La mujer en La era gLobaL

Panorama general
LA mujer y LA economíA
Por Susanne E. Jalbert
En 1995, activistas de 189 países
deliberaron acerca de la equidad
de género en la Cuarta conferencia
mundial de las Naciones Unidas
sobre la mujer sostenida en Pekín y en
la conferencia paralela de organizaciones no
gubernamentales en Huairou. Con pasión,
previsión e intensamente enfocados, crearon
un plan para asegurar un futuro más equitativo
para la mujer. Hoy examinamos cuánto
hemos progresado en lo que respecta a la
paridad de género desde que se presentó la
Plataforma de Pekín para la de Acción, formada
por 12. Y preguntamos qué se puede
hacer ahora para promover más eficazmente
el potencial económico de la mujer e igualar
sus oportunidades con las de los hombres. Ha
habido progreso, pero no el suficiente.
El involucramiento económico más equitativo
de la mujer sigue siendo escurridizo.
Las mujeres realizan dos tercios del trabajo
en el mundo, especialmente en la agricultura,
por un diez por ciento del ingreso (InterAction,
2009); son dueñas de solamente el uno
por ciento de los bienes (www.onlinewomeninpolitics.org);
y constituyen el setenta por
ciento de los pobres del mundo (Organización
Internacional del Trabajo). "Ya sea que las
mujeres trabajen en países industrializados o
países en desarrollo, en situaciones rurales o
urbanas, la mayoría de ellas carga todavía el
peso triple de criar a los hijos, hacer las tareas
domésticas y ganar dinero para su familia",
según el informe oficial de Soroptimist International
2010 "La mujer en el trabajo".
Los ingresos de las mujeres
todavía están a la zaga de los
ingresos de los hombres
Los ingresos de las mujeres, en todo el mundo,
siguen siendo más bajos que los de los hombres.
En los países del Oriente Medio y en el
Norte de Africa, los salarios de las mujeres
son aproximadamente un treinta por ciento
de lo que ganan los hombres; en América
Latina y en el sur de Asia, un cuarenta por
ciento; en Africa subsahariana, un cincuenta
por ciento; y en Asia Oriental y en los países
desarrollados, un sesenta a setenta por ciento.
Una diseñadora
en el instituto
de investigación
del cuero y el
calzado en Hanoi,
vietnam, trabaja
para mejorar la
competividad de
los productos de
los fabricantes
vietnamitas de
calzado.
En 2009 fueron evaluados 134 países en base
a cinco indicadores de su rendimiento económico,
lo que reveló que el Oriente Medio
tiene la mayor brecha de género en cuanto a
oportunidades económicas (The Global Gender
Gap Report 2009).
En los países desarrollados hay pruebas
que substancian la posibilidad de las expectativas
económicas. Según "Building Gender
Balanced Business", en Estados Unidos, las
mujeres toman el 80 por ciento de las decisiones
sobre la compra de bienes de consumo;
en Canadá, las mujeres establecen el 70 por
ciento de las nuevas empresas pequeñas; en el
Reino Unido, las mujeres poseerán el 60 por
ciento de todas las riquezas personales hacia
2025; A nivel mundial, hoy hay más mujeres
millonarias entre 18 y 44 años de edad que
hombres. Pero los últimos datos compilados
por las Naciones Unidas sobre las economías
en vías de desarrollo, en transición
la mujer y la economía: panorama general
o devastadas por conflictos indican que las
mujeres siguen marginadas. Están ausentes o
mal representadas en las decisiones y normativas
económicas.
La formulación de una apropiada política
de neutralidad de género sirve de marco
para sostener una gobernabilidad equilibrada
y eficaz. Funciona como catalizador en el
crecimiento económico saludable y en la interacción
convincente de los tres sectores de
la sociedad: público, privado y empresarial.
La mayoría de las mujeres no tiene un acceso
equitativo al derecho sobre bienes, crédito,
capital o propiedades (International Center
for Research on Women). Por lo tanto, se necesita
políticas eficaces que sean neutrales en
cuanto al género.
En Chisinau, Moldavia, Tatiana Batushkina,
fundadora y directora del Centro internacional
de adelanto de la mujer en el sector
empresarial, tiene muchos intereses políticos.
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Una mujer
ocupada en
bordar ropa
tradicional, con
hilos de oro, para
ser vendida en
un mercado de
Uzbekistán.