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sexualidades-desigualdades-y-derechos

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analizadas por criminólogas/os críticas/os revisionistas como Pavarini (1983),<br />

cuyos aportes han permitido avanzar en el análisis de tal categorización. Calificar<br />

de sexual a un tipo de selectividad penal nos parece que sintetiza uno<br />

de los aspectos centrales de por qué algunos cuerpos sexuados son atrapados<br />

por el sistema penal, cuya implicancia alcanza a las prácticas policiales,<br />

judiciales y penitenciarias en general.<br />

La tercera, intenta explorar la idea de los «cuerpos atrapados» por el<br />

sistema penal, partiendo de la noción del cuerpo como texto que se escribe e<br />

inscribe en un contexto biográfico y relacional donde se desarrolla el sujeto y<br />

en donde pone en juego su sexualidad. Aquí la intención es reflexionar sobre<br />

la llegada de las instituciones penales en la vida de los cuerpos y sus <strong>sexualidades</strong>,<br />

así como también la configuración diferencial de ideas que importan<br />

tratar a los diversos cuerpos conforme sus expresiones de <strong>sexualidades</strong>.<br />

El pasaje por estas tres ideas matrices en este texto intenta dar cuenta<br />

de la complejidad que reúne asumir la participación del discurso feminista en<br />

el campo criminológico. Presenciar el encuentro de estos dos debates «disciplinares»<br />

2 , con diversas construcciones discursivas, conlleva amplificar la escucha<br />

y ampliar la mirada en ambos discursos, de modo tal que los aportes<br />

que se han dado desde estos dos espacios permitan acercarnos a las realidades<br />

de los sujetos implicados en estos temas.<br />

El género de la criminología y la sexualidad en el campo criminológico<br />

Hay cierta tradición en el campo criminológico cuyas voces protagonistas<br />

están sostenidas por un discurso dominante que habla en «masculino»,<br />

se para en «masculino» y establece «verdades» en «masculino» 3 . Es decir, que<br />

desde este punto de vista, la historia de las ideas criminológicas –claro está,<br />

como ha ocurrido en otros campos– se construye desde voces dominantes<br />

que dejan por fuera otras formas corporales y discursivas. Aquí uno podría<br />

preguntarse también si es que estos otros «cuerpos-sujetos parlantes» 4 no se<br />

han hecho parte de esta exclusión de participar en los debates criminológicos.<br />

Seguramente ha sido así, ya que las construcciones imaginarias, simbólicas<br />

y reales no se hacen de un solo lado, sino que participan aquellos otros,<br />

aunque sea desde el silencio. Sin embargo, de las ausencias o los silencios no<br />

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