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Excerpta Teologia_43.7.pdf - Universidad de Navarra

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548 FÉLIX MARÍA AROCENA SOLANO<br />

Con valencia cristológica, el término latino primitias —un pluralia<br />

tantum—, ya había apareccido antes, en las fórmulas 242 y 323: Cristo<br />

es primitiæ mortis et resurrectionis 116 . El mismo término viene aplicado<br />

ahora al Espíritu y el invitatorio 417, como invitación a la intercesión<br />

vespertina <strong>de</strong>l miércoles previo a Pentecostés, inci<strong>de</strong> en la<br />

cuestión penumatológica y escatológica <strong>de</strong> las primitias Spiritus 117 . El<br />

término primitiis proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> Rom 8, 23: et nos ipsi primitias<br />

(aparchn) Spiritus habentes. Designar la presencia <strong>de</strong>l Espíritu como<br />

«primicia» significa afirmar implícitamente la existencia <strong>de</strong> una plenitud<br />

todavía no <strong>de</strong>l todo alcanzada a la vez que ya se halla operante en<br />

su actuación. Los cristianos tenemos thn aparchn ton, un bien que<br />

opera ya en el tiempo presente, una posesión real <strong>de</strong> algo que es anticipo<br />

<strong>de</strong> la salvación eterna y que fundamenta y motiva la esperanza.<br />

Aparch es la primicia ofrecida por Dios a los hombres, el don <strong>de</strong>l Espíritu<br />

como inicio y anticipo <strong>de</strong> un proceso que culminará en la<br />

transformación total, espiritual y <strong>de</strong>finitiva <strong>de</strong>l hombre: en este proceso<br />

entra la adopción filial y la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong> nuestro cuerpo, es <strong>de</strong>cir,<br />

nuestra transformación en swma peumatikon. El Pneuma es el Espíritu<br />

<strong>de</strong> la Resurrección. Ahora bien, el hecho <strong>de</strong> utilizar el verbo en<br />

indicativo (primitiis fruuntur) no indica la preparación <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong><br />

un don que se carece: al Espíritu lo poseemos ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestro Bautismo.<br />

Disponerse a un don <strong>de</strong>l que todavía se carece exigiría el modo<br />

subjuntivo que expresa lo irreal <strong>de</strong>seado. Con el empleo <strong>de</strong>l modo indicativo<br />

se trata <strong>de</strong> reavivar la expectación <strong>de</strong> todo lo que traerá consigo<br />

la última y <strong>de</strong>finitiva venida o manifestación <strong>de</strong>l Señor.<br />

Por su parte, el invitatorio 324 recoge la enseñanza <strong>de</strong> Pablo a los<br />

Romanos don<strong>de</strong> el Espíritu <strong>de</strong> Cristo resucitado aparece como germen<br />

<strong>de</strong> nuestra propia vivificación 118 : Pater Christum per Spiritum suscitavit,<br />

et etiam mortalia corpora nostra vivificabit. Pero la relectura<br />

que hacen las Preces no se limita meramente a constatarlo, sino que<br />

hay algo más: el sintagma adverbial «et etiam» no está en Romanos,<br />

sino que es propio <strong>de</strong>l invitatorio. Con él se preten<strong>de</strong> reforzar no sólo<br />

que nuestra resurrección está en estrecha <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la <strong>de</strong> Cristo,<br />

sino que el Padre empleará el «mismo Spiritus vivificans» para la resurrección<br />

<strong>de</strong> sus hijos <strong>de</strong> adopción que el que empleó para la resurrección<br />

<strong>de</strong> su Hijo 119 . «Et etiam» quiere <strong>de</strong>cir que el Espíritu que actúa en<br />

el corazón <strong>de</strong>l cristiano es el mismo Espíritu que ha resucitado a Jesucristo<br />

<strong>de</strong> entre los muertos. O, en otras palabras, que la potencia misteriosa<br />

que ha hecho pasar a Jesús <strong>de</strong> la muerte a la vida habita —et<br />

etiam— en lo íntimo <strong>de</strong>l creyente con el fin <strong>de</strong> dar cumplimiento,<br />

también el él, a la misma resurrección. Los cristianos, uniéndose a

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