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El espacio, el tiempo y la recepción de la escultura de Francisco Salzillo Murcia, Francisco Salzillo y la Cofradía de Jesús<br />
La comunidad religiosa de los Jerónimos visita a Salzillo en su taller. Boceto<br />
pintado al óleo, de Lorenzo Dubois. Premio Juegos Florales de Murcia. 1875 (VII)<br />
separarse del barroquismo” 30<br />
separarse del barroquismo” 30<br />
separarse del barroquismo” , dentro de cuya actitud cabría<br />
justificado el rechazo hacia el barroquismo de Salzillo.<br />
El prestigio y la fama de Salzillo en Murcia cobraron peso<br />
entre los eruditos a finales del siglo XIX con la suficiente<br />
dimensión como para que un pintor, Lorenzo Dubois, reflejara<br />
en uno de sus cuadros el momento en el que la comunidad<br />
religiosa de los Jerónimos visita al artista en su taller para<br />
aprobar y admirar la obra que estaba realizando el escultor de<br />
su santo fundador, en un boceto pintado al óleo que obtuvo<br />
premio en los Juegos Florales de Murcia en 1875 (VII) .<br />
Igualmente parece síntoma de reconocimiento público<br />
general del artista el que, en 1890, fuera aprobado el proyecto<br />
de monumento en piedra con forma de Fuente monumental,<br />
en la plaza Santa Eulalia (VIII) de Murcia, diseñado por el arquitecto<br />
Ródenas Rosa, compuesto por un elaborado pedestal<br />
rodeado de pebeteros de piedra sobre pilares exentos, y un<br />
busto, retrato de Salzillo, obra de Sánchez Araciel31 , inaugurado<br />
en 1899. Ya había sido celebrado bajo la dirección de<br />
Fuentes y Ponte el centenario de la muerte de Salzillo, según<br />
30 Galofre, José. 1851. Cap. VIII, p. 65.<br />
31 Nicolás Gómez, Salvadora. 1994. Melendreras Gimeno, José Luis. 1996,<br />
pp. 175-176.<br />
Baquero sin suntuosas fiestas, pero con “sincero júbilo al<br />
menos”, y colocado una lápida en su lugar de enterramiento,<br />
así como otra en su casa natal.<br />
Es conocida la anécdota o boutade mencionada por<br />
Baquero Almansa32 referida al pintor Gustave Courbet cuando<br />
éste comentara personalmente a E. Castelar, en trance de<br />
crear la Academia Española en Roma, “que no era a Roma a<br />
donde había que mandar los artistas, sino a Murcia, a que<br />
aprendiesen en las obras de Salzillo a ver la hermosura del<br />
natural sin aliños ni aprestos”, aprestos” es decir, el naturalismo ausente<br />
de convencionalismo y de academicismo. Esta boutade del<br />
famoso Courbet fue para algunos una revelación que dio<br />
paso al descubrimiento de Salzillo, a partir de la segunda<br />
mitad del siglo XIX.<br />
Sánchez Madrigal convirtió en pieza dramática para ser<br />
representada determinadas tradiciones sobre la inspiración<br />
recibida por Salzillo en el momento de elaborar algunas de<br />
sus más famosas y populares esculturas. Éstas se convierten<br />
así en figuras vivientes, como protagonistas de acciones teatrales,<br />
donde la escultura, pues, cobra vida real en ellas. No es,<br />
32 Baquero Almansa, Andrés. 1913, p. 237.<br />
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