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Murcia, Francisco Salzillo y la Cofradía de Jesús S. M.ª Nicolás Gómez<br />
por tanto, por poner un caso, el ángel que confortó a Cristo<br />
el que cobra vida en escena, sino el Ángel de Salzillo el que<br />
lo hace. Con todo lo que de paradójico que pueda tener el<br />
caso, puede ser síntoma de la estrecha comunicación entre<br />
los prototipos escultóricos hallados por Salzillo y su recepción<br />
por parte del público que los contempla. Cuenta, también<br />
Baquero, que Elías Tormo dio una conferencia sobre escultura<br />
en el Ateneo de Madrid y finalizó la misma con la imagen de<br />
San Jerónimo de Salzillo, que fue recibida con aplausos por<br />
los asistentes al acto.<br />
Fuera de España, quizás los críticos e historiadores que<br />
más hayan apreciado a Salzillo estuvieran en Alemania, con<br />
C. Justi entre ellos, en muchas de cuyas antologías de arte<br />
aparece mencionado como uno de los mejores escultores<br />
del siglo XVIII español33 . Entre algunos críticos e historiadores<br />
franceses del siglo XIX y principios del XX, como Marcel<br />
Dieulafoy y G. Pillement, parece haber cierta predilección por<br />
algunas esculturas determinadas de Salzillo34 .<br />
Una posible revisión de Salzillo se podía encuadrar dentro<br />
de la actitud de recuperación del color en los monumentos de<br />
la Antigüedad Clásica y de la faceta naturalista representada<br />
en la escultura polícroma griega helenística, como la de las<br />
tanagras, defendida por una tendencia protagonizada en el<br />
siglo XIX, dentro del debate sobre el colorido en la academia<br />
francesa, por cierta línea de intelectuales y artistas ilustres<br />
(Labrouste, Hittorf, Gêrome, Cordier, Gilbert y otros), alejados,<br />
a su manera, de las ideas clasicistas académicas imperantes. La<br />
historiografía posterior valoró la escultura policromada como<br />
reflejo de la naturaleza viva. Dieulafoy admitía el colorido en<br />
la escultura porque además las estatuas pintadas hablan a<br />
las almas más que las blancas35 , sobre todo en la escultura<br />
religiosa, un arte de fervor y de unción religiosa.<br />
En la historiografía artística, Salzillo ha llegado a ser considerado<br />
como un escultor atrasado, o retardatario en sen-<br />
tido peyorativo, al ser clasificado por algunos como el último<br />
escultor barroco en un mundo rococó y, después, neoclásico.<br />
El cariz negativo de esa apreciación podría corresponder a<br />
la elección de un enfoque en el análisis que toma la novedad<br />
como exponente valorativo máximo al considerar que lo<br />
33 Nicolás Gómez, Salvadora Mª. 2006.<br />
34 Pardo Canalís, Enrique. 1963.<br />
35 Belda Navarro, Cristóbal 2001, p. 29.<br />
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Monumento a Salzillo en la plaza Santa Eulalia de Murcia (1890-1899),<br />
de Ródenas Rosa y Sánchez Araciel (VIII)<br />
último es lo mejor siempre, pero elegir ese camino no es sino<br />
una sola forma de analizar los hechos, no la única.<br />
A finales del siglo XVII, en España comienza a surgir cierta<br />
imaginería menor que parece pre-anunciar la producción en<br />
serie de “santos de molde” de los siglos XIX y XX. La rigidez y<br />
la ortodoxia extrema en la dirección iconográfica y estética<br />
de épocas anteriores disminuyen a partir del siglo XVIII o se<br />
hacen mucho más flexibles. Parece haber indiferencia ante esa<br />
disminución del rigor estilístico y es aceptada casi cualquier<br />
expresión artística con el objetivo de mantener encendida la<br />
devoción religiosa.<br />
En Salzillo hay, conforme a lo que parece una especie de<br />
resistencia sentimental, cierta perseverancia, al utilizar determinadas<br />
fórmulas artísticas heredadas culturalmente, que<br />
pudiera explicar la duración en él de ciertas premisas estéticas,<br />
como el naturalismo barroco, sin pérdida de su eficacia expresiva<br />
aun tras el paso del tiempo hasta nuestros días. Mientras