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El apogeo urbanístico de Murcia en el siglo XVIII Murcia, Francisco Salzillo y la Cofradía de Jesús<br />
citado reino. La Compañía de Jesús construyó en 1555 una<br />
iglesia-colegio, la de San Esteban, que más tarde ampliaría e<br />
incluso tendrían una cárcel propia. La riqueza de esta compañía<br />
en el XVIII está constatada y poseían tierras en Beniaján,<br />
Guadalupe y Molina, principalmente.<br />
Desde el punto de vista laico, también asistimos a una<br />
intensa actividad constructora, bien de carácter defensivo<br />
bien de regularización hidráulica. La revisión de torres de<br />
Plano de Murcia (II)<br />
defensa, amurallamiento de zonas portuarias 6 , permitió que<br />
se desplazasen a Murcia numerosos y significativos ingenieros<br />
militares, especialidad potenciada en esta etapa cronológica y<br />
que han acaparado la atención de Rumeu de Armas y Horacio<br />
Capel, preferentemente.<br />
También en el plano ornamental, Murcia, todo el reino, fue<br />
un polo de atracción de cualificados artistas, italianos y castellanos,<br />
que poseían una cultura refinada y que plasmaron en<br />
6 Que se inició en tiempos de Carlos I y se continuó hasta bien entrado el<br />
siglo XVIII con la construcción del Arsenal de Cartagena y la fortificación de<br />
Águilas: Marzal Martínez, Amparo. 1976. Montojo Montojo, Vicente. 1987.<br />
sus diversas facetas y obras el rico contenido de su especialidad,<br />
transformando paulatinamente a Murcia, Lorca, Cehegín,<br />
Yecla y otros núcleos de población en ciudades modernas con<br />
un claro influjo renacentista o barroco, según el momento,<br />
y que ha llegado en gran parte hasta nuestros días, a pesar<br />
del intenso afán por destruir el pasado y crear un entorno<br />
sin gracia y con referencias al estilo de las grandes ciudades,<br />
sin ningún legado histórico, “transformamos la ciudad cada<br />
día, pero ella también nos moldea a su imagen y semejanza” 7 .<br />
Los diversos avatares a los que se sometió la población<br />
a lo largo de los tres siglos que forman la Edad Moderna a<br />
grosso modo, y con las marcadas diferencias que presentan<br />
“las tres realidades socioeconómicas complementarias”:<br />
ciudad y huerta, siempre unidas, frente al campo 8 . Siempre<br />
teniendo presente que Murcia, como región, es una tierra de<br />
contrastes: valles recónditos, pueblos situados en una altitud<br />
7 Eiroa García, Jorge J. 1989, p. 12.<br />
8 Guillamón Álvarez, Javier. 1992, p. 18.<br />
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