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No.5, septiembre-octubre 2008 - Convivencia

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Foto: Jesuhadín Pérez.<br />

Estado del transporte automotor.<br />

era de esperarse que, en un país con un proyecto social<br />

que se llama socialismo, se anuncie que el 55% del<br />

presupuesto es utilizado en: educación, salud pública,<br />

cultura, deporte, seguridad social y administración<br />

pública; y que solo se mencionen cambios en la<br />

seguridad social. También podrían anunciarse cambios<br />

en la administración pública, para reducir el déficit<br />

presupuestario.<br />

El alargamiento de la vida laboral ha sido recibido<br />

como una mala noticia para los cubanos y no como<br />

un signo de una sociedad que avanza, que ha crecido<br />

económicamente a cifras inimaginadas en los últimos<br />

diez años. Es signo de involución.<br />

Tener dos trabajos, puede ser una oportunidad en<br />

un momento, pero, a la larga, puede convertirse en<br />

una carga. Especialmente para los jubilados, es una<br />

realidad de otros países que hubiera preferido no tener<br />

en Cuba. Lo justo sería conseguir lo necesario para<br />

vivir con un solo empleo. La posibilidad de tener dos,<br />

ha hecho que muchos en el mundo olviden la<br />

necesidad del descanso sagrado para la persona<br />

humana. Ahora es también una posibilidad en Cuba,<br />

poner el trabajo por encima de la salud, de la familia y<br />

de las capacidades humanas. Ya sé que otros lo reciben<br />

con agrado, pero nadie lo preferiría a lograr con un<br />

trabajo de ocho horas, el salario que le corresponde<br />

por justicia. La posibilidad de más de un trabajo da<br />

más dinero, pero también quita tiempo de descanso,<br />

de compartir en familia, de visitar enfermos y amigos.<br />

Esto no va con los cubanos. Es una realidad que duele<br />

a los que están fuera de Cuba, aunque lo hagan, lo<br />

necesiten y lo consideren una oportunidad. Y si esta<br />

posibilidad es solo con el Estado, la visión como<br />

oportunidad se reduce.<br />

Que la gran empresa estatal sea preferida frente a<br />

la pequeña empresa privada es una afirmación que<br />

56 Un umbral para la ciudadanía y la sociedad civil<br />

expresa la idea de continuar el monopolio estatal sobre<br />

los recursos. Como monopolio al fin, injusto, por ser<br />

poco socializador de la propiedad y de la gestión. Ya<br />

sabemos los cubanos que la distribución a mayor<br />

número de personas no se logra con la centralización<br />

de toda la actividad económica. No solo porque nos<br />

lo cuenten o nos lo digan los teóricos, sino porque lo<br />

hemos vivido. Ya lo experimentamos en el año 1994<br />

cuando se abrió un poco la puerta a los trabajadores<br />

por cuenta propia. En Pinar del Río, lo que no logró el<br />

“Fruticuba” (servicio de venta de frutas y jugos<br />

naturales), con todos los sembrados de árboles frutales<br />

y todas las empresas de acopio a su disposición, lo<br />

lograron un sinfín de timbiriches1 , expandidos por toda<br />

la ciudad: proveer de refrescos, batidos, jugos y hasta<br />

la escasa agua fría a todo el que transitaba por ella. Y<br />

así en toda Cuba. Los que hemos recibido servicios<br />

de particulares, la mayoría ilegales, sabemos de la<br />

superioridad del servicio, de la calidad, del alcance. Y<br />

hemos sido todos los cubanos, porque no hay manera<br />

de vivir en la legalidad y sin los servicios de<br />

particulares. ¿Cómo podemos entender que otra vez<br />

se diga que la gran empresa estatal es preferible a la<br />

pequeña empresa privada? ¿Preferible para quién?<br />

¿Preferible para qué?<br />

Escuchando esta afirmación de preferencia por la<br />

gran empresa estatal, recuerdo a alguien muy<br />

autorizado en materia económica y comprometido<br />

con el proceso político de Cuba, que me dijo, con<br />

desdén, que nosotros le dábamos demasiada<br />

importancia a los trabajadores por cuenta propia, que<br />

no eran más que un accidente en la economía cubana<br />

y mucho más insignificantes en la era de las<br />

transnacionales, de las grandes empresas. Me<br />

sorprendió que para un socialista, la gran empresa<br />

fuera más importante que los pequeños productores.<br />

También me sorprende ahora, porque la verdadera<br />

socialización es la que da más posibilidades a todos<br />

de participar como protagonistas de la sociedad,<br />

también en economía.<br />

Por otra parte los anuncios de mayor exigencia en<br />

cuanto a disciplina laboral y en cuanto a trabajo,<br />

evidencian una apelación al miedo y a la conciencia<br />

que no han resuelto hasta ahora ningún problema.<br />

La economía no se arregla con control, con<br />

exigencia o con represión. Tampoco con conciencia<br />

solamente. La economía hay que arreglarla con<br />

economía.<br />

No puede aumentar la producción de papas<br />

“mandando a soldados a sembrar papas”. Los<br />

problemas económicos no se resuelven si no es con<br />

soluciones económicas. Los problemas civiles no se<br />

resuelven al modo del ejército. “Un pueblo no se funda,<br />

General, como se manda un campamento” 2 , dijo Martí<br />

a Gómez. El eterno intento de fundir el poder civil y el<br />

militar que existe en Cuba desde la Asamblea de<br />

Guáimaro, que, gracias a Dios, optó por separarlos<br />

con la consiguiente primacía de la vía civilista. No se<br />

puede tratar un asunto de los ciudadanos como si<br />

fuera un asunto de soldados. Los ciudadanos no<br />

actuamos bajo el “ordeno y mando”, participamos en<br />

la sociedad ejerciendo deberes y derechos.

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