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La%20larga%20huida%20del%20infierno%20Marilyn%20Manson

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Para nuestra desilusión, nadie en la escuela dijo una palabra sobre ello al siguiente día. Pero yo era<br />

definitivamente el principal sospechoso, lo cual descubrí cuando Mrs. Cole llamó a mis padres a la escuela.<br />

Ella no mencionó el dildo; en su lugar, les sermoneó acerca de disciplinar e inculcar el temor a Dios en el<br />

delincuente juvenil que habían criado. Fue entonces que me dí cuenta de que nunca sería expulsado. La<br />

mitad de los chicos en la Heritage Christian School venían de familias de bajos ingresos, y la escuela<br />

recibía una miseria por parte del estado por enrolarlos. Yo estaba entre los alumnos que podían pagar, y<br />

ellos querían el dinero –aún si eso significaba lidiar con mis dildos, cassetes de heavy metal, dulces,<br />

revistas sucias y grabaciones obscenas. Me di cuenta de que si quería salir de la escuela cristiana, tendría<br />

que ejercer mi propia voluntad para irme. Y a los dos meses de iniciar el décimo grado eso fue justo lo que<br />

hice.<br />

Adolescente Curioso<br />

“Sé algunos trucos nuevos,” dijo el Gato con Sombrero. “Muchos trucos buenos. Se los<br />

mostraré. A su madre no le importará si lo hago.”<br />

-Dr. Seuss, The Cat in the Hat<br />

Estaba acostado en mi cama, con las manos entrelazadas detrás de la nuca debajo de mi largo cabello<br />

castaño, y escuchaba el zumbido de la lavadora en el sótano de la casa de mis padres. Era mi última<br />

noche en Canton, Ohio, y había decidido pasarla solo, reflexionando sobre los pasados tres años en la<br />

escuela pública. Todo estaba empacado para la mudanza a Fort Lauderdale: discos, posters, libros,<br />

camisetas, periódicos, fotografías, cartas de amor y cartas de odio. La escuela cristiana me había<br />

preparado bien para la escuela pública. Definió los tabúes, después los puso fuera de mi alcance,<br />

dejándome tratando de alcanzarlos en vano. Tan pronto como cambié de escuela todo estaba ahí listo para<br />

ser tomado –sexo, drogas, rock, lo oculto. Ni siquiera tuve que buscarlos: ellos me encontraron.<br />

Siempre he creído que una persona es inteligente. Son las multitudes las que son estúpidas. Y pocas<br />

cosas confirman esto mejor que la guerra, la religión organizada, la burocracia y la preparatoria, donde la<br />

mayoría reina sin piedad. Cuando recordé mis primeros días ahí, todo lo que vi fue una inseguridad y una<br />

duda tan agobiantes que un simple grano era capaz de sacar mi vida de balance. Sólo hasta mis últimos<br />

días tuve confianza y respeto por mí mismo, incluso un poco de individualidad.<br />

Esa última noche en Canton, supe que Brian Warner estaba muriendo. Me estaban dando la oportunidad<br />

de nacer de nuevo, para bien o para mal, en un lugar diferente. Pero lo que no pude descubrir fue si la<br />

preparatoria me había corrompido o iluminado. Tal vez ambas cosas, tal vez la corrupción y la iluminación<br />

eran inseparables.<br />

* * *<br />

La Iniciación del Gusano<br />

Al final de mi segunda semana en la escuela pública, sabía que estaba condenado. No sólo había<br />

empezado a dos meses de iniciado el año escolar, ya que la mayoría de las amistades se habían formado,<br />

sino que después de mi octavo día de clases me vi forzado a tomar otras dos semanas libres. Desarrollé<br />

una reacción alérgica a un antibiótico que estaba tomando para el resfriado. Mis pies y manos se inflaron<br />

como globos, una erupción roja apareció sobre mi cuello, y tenía problemas para respirar porque mis<br />

pulmones estaban entumecidos. Los doctores me dijeron que pude haber muerto.<br />

Para entonces, ya había hecho una amiga y un enemigo en la escuela. La amiga era Jennifer, quién era<br />

linda pero con aspecto de pez por sus grandes labios que estaban aún mas hinchados por sus frenos. La<br />

conocí en el autobús escolar, y se convirtió en mi primera novia. Mi enemigo era John Crowell, el<br />

compendio de todo le que es cool en los suburbios. Él era un drogadicto rechoncho eternamente vestido<br />

con una chamarra de mezclilla, playera de Iron Maiden y jeans azules con un gran peine en el bolsillo<br />

trasero y el área de la entrepierna descolorida por ser usados demasiado ajustados. Cuando caminaba por<br />

el pasillo, los otros chicos se atropellaban para apartarse de su camino. También era el ex novio de<br />

Jennifer, lo cual me ponía a la cabeza de su lista negra.<br />

La primera semana que estuve en el hospital, Jennifer vino a visitarme casi todos los días. Hablaba con<br />

ella en el closet (donde estaba oscuro y ella no podía ver mi erupción) y nos acariciábamos sin piedad.<br />

Hasta entonces, yo no había llegado muy lejos con las mujeres. Estaba Jill Tucker, la hija rubia del ministro

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