La%20larga%20huida%20del%20infierno%20Marilyn%20Manson
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sido atacada por una bestia. Y pocas cosas son más excitantes que la belleza desfigurada. Lo más extraño<br />
es que me parecía familiar, como si la hubiera visto en otro lugar antes.<br />
“¿Qué te pasó?” Pregunté. Era mi turno para interrogar.<br />
“Tengo una enfermedad en la piel. Nada contagioso.”<br />
“¿Es eso lo que tienes que confesar?”<br />
“No,” dijo ella, deteniéndose para reunir fuerza para lo que estaba a punto de decir. “Lo que tengo que<br />
confesar tiene que ver contigo.”<br />
“Las fantasías no cuentan.”<br />
“No. Es de cuando te conocí en persona. Hace un año. Cuando estabas de gira con Nine Inch Nails.” Se<br />
detuvo y lucho con el aparato. Ella era pequeña y débil.<br />
“Adelante,” dije, sabiendo que si yo le hubiera hecho algo malo definitivamente recordaría esas manchas.<br />
“Estaba en el backstage y tu me dijiste hola. Yo era la chica que fue con Trent al hotel esa noche.”<br />
“Bien, lo recuerdo.” Dije, y así era.<br />
“Lo que pasó es que en ese entonces estaba saliendo con alguien, y él estaba molesto conmigo porque yo<br />
quería ir al backstage y dormir con Trent. Pero lo hice de todas formas.”<br />
“¿Y él rompió contigo?”<br />
“Sí. Pero eso no es lo que... lo que intento decir. Al día siguiente mi estomago comenzó a doler y comencé<br />
a tener estos dolores. Fui al doctor y me dijo que tenía un embarazo de varios meses. Pero,” y se echó a<br />
llorar, “no tendría al bebé. Había abortado por haber tenido sexo.”<br />
No sé si creí lo que había dicho, pero ella parecía creerlo. Su última palabra, “sexo,” escapó de su<br />
garganta como un dardo de un a cerbatana. El recuerdo la había abrumado tanto que dejo de hacer<br />
presión en sus brazos y piernas y dejó que la máquina de Wiggins le apretara el cuello con fuerza. Su<br />
cabeza golpeo el suelo, inconsciente. Aún asombrado por su confesión, me agaché y comencé a luchar<br />
con los nudos y la soga, sin poder hacer nada mientras su cara pasaba de roja a morada. Wiggins sacó<br />
una navaja de su bolsillo y cortó la cuerda alrededor de su cuello, liberando la presión. Pero ella no<br />
despertó. La abofeteamos, le gritamos, le derramamos agua encima. Nada funcionaba. Esto no era bueno.<br />
No quería ser la primera estrella de rock en matar realmente a una chica en el backstage debido a su<br />
hedonismo.<br />
Después de tres minutos, gimió y abrió los ojos. Esa fue tal vez la última vez que quiso entrar al backstage.<br />
* * *<br />
Abuso: Recibido<br />
Cuando regresamos a New Orleans para grabar después de la gira, pensamos que la vida regresaría a la<br />
normalidad. Pero al igual que Wiggins nos había enseñado el verdadero significado del placer, una palabra<br />
que hasta entonces creíamos entender, New Orleans nos enseñó el odio, la depresión y la frustración. La<br />
gente piensa que el odio y la misantropía son escudos protectores contra el mundo. Pero en mi caso, no<br />
provenían de la dureza sino del vacío, del hecho de que mi humanidad se me estaba escapando como<br />
sangre por todas las heridas que había inflingido en mí mismo. Para poder sentir algo –placer o dolor- tenía<br />
que perseguir experiencias que eran más que normales y más que humanas. New Orleans, donde la única<br />
cosa que se podía hacer era reírse de lo deprimente que era, era el peor lugar posible para buscar<br />
significado o humanidad. Era como encontrar calidez en el abrazo de una puta. Si la gira había extinguido<br />
lo poco que quedaba de mi moral, New Orleans devoró mi alma.