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La%20larga%20huida%20del%20infierno%20Marilyn%20Manson

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“Un camionero.” El chico comenzó a llorar, y su rostro se puso rojo por una combinación de emoción y del<br />

hecho de que la cuerda se apretaba alrededor de su cuello. Flexionó sus muslos para evitar ahogarse.<br />

“Este camionero, la llevó dentro. Su camión. Y yo la oí gritar, así que me subí. Hasta la ventana. Pero<br />

antes de que pudiera...” Se ahogó por un momento, después recuperó el equilibrio. “Me golpeó. Me golpeo<br />

y...” Estaba llorando y sus piernas temblaban. “Y no sé donde está...”<br />

“¿Quieres decir que se la llevó con él?” preguntó Wiggins incrédulamente. Ya ni siquiera le prestaba<br />

atención la cámara. Nunca lo había visto sorprendido por nada antes y no lo he visto así desde entonces.<br />

Ambos sabíamos que estábamos metidos hasta el cuello y teníamos miedo de que el chico no pudiera<br />

resistir más contra las cuerdas.<br />

Repentinamente, la música de afuera de detuvo y oímos varias voces dando órdenes. Abrí la puerta un<br />

poco para ver hacia los vestidores, donde dos policías revisaban nuestras bolsas de maquillaje y revisaban<br />

las licencias de conducir de varias chicas. Cerré la puerta, puse el seguro y miré a mi alrededor con pánico.<br />

Tenía drogas en mi bolsa, un chico desnudo que huyó de casa atado a un aparato de tortura y una<br />

videocámara grabando todo como evidencia. Lo desatamos rápidamente, y el rodó hacia un lado,<br />

enrollándose en posición fetal. Mientras recuperaba el aliento, silenciosa e incómodamente le pusimos el<br />

resto de su ropa. Escuché por la puerta, la gente reía de nuevo, un signo seguro de que la policía se había<br />

ido. Por suerte no sabían que había un cuarto trasero. Estaban buscando a la hija de un prominente<br />

político local. El chico parecía necesitar nuestra ayuda pero, como la policía aún estaba en el club, le<br />

aconsejamos a nuestro nuevo amigo que los buscara y les contara su historia, la cual aún me acosa.<br />

Comparado con muchos de mis fans, yo he tenido una vida fácil. Una persona que me ayudó a darme<br />

cuenta de eso fue Zepp, a quien conocimos en uno de nuestros primeros shows en Philadelphia. Mientras<br />

nos dirigíamos a nuestro camión después del show, un tipo bajo y fornido de cabello largo con la quijada<br />

cuadrada y barba al estilo LaVey nos hizo señas desde fuera del estacionamiento, prometiendo darnos un<br />

tanque de óxido nitroso si le autografiábamos algo. Como yo nunca había inhalado gas de la risa antes,<br />

acepté. Se presentó como Zepp, llamado así por un viejo tatuaje de Led Zeppelin en su hombro derecho.<br />

En nuestra siguiente docena de shows, Zepp se aparecía en le backstage con óxido nitroso o pizza o<br />

fotografías de chicas adolescentes. Eventualmente, decidimos que como pasaba mucho tiempo con<br />

nosotros, también podría trabajar para nosotros. Le di una cámara, le pagué y salió de gira con nosotros.<br />

Supe que encajaría el día que abrí la puerta de la parte trasera del autobús de la gira y lo encontré<br />

filmando a Twiggy y a Pogo, quienes estaban teniendo sexo con una muñeca inflable que yo había<br />

comprado como una broma. Pogo tenía su pene en su trasero, Twiggy tenía el suyo en su boca, y olvidé<br />

ver si Zepp tenía su pene en su mano.<br />

Gradualmente, supimos que Zepp no sólo era un chico normal de Pennsylvania. Decía haber cogido a<br />

trescientas chicas en su pueblo natal, y un día abrimos el compartimiento de equipaje para encontrarlo<br />

sobre la chica número trescientos uno. Solía inyectarse heroína con su tía, y nos contó algunas historias<br />

exóticas sobre como en el delirio de su adicción se habían inyectado agua sucia de un charco y whiskey.<br />

Era un milagro que aún estuviera vivo, y uno muy afortunado, ya que Zepp fue quien nos presentó a las<br />

‘slashers,’ dos chicas que nos seguían por todo el país. Me recordaban a las chicas Manson de 1969,<br />

porque ambas se veían como clásicas adolescentes americanas suburbanas con las que algo había salido<br />

ligeramente mal. En este caso, lo que había salido mal era que a una, una chica de apariencia inocente<br />

con cejas blancas llamada Jeannette, le gustaba grabar con una navaja la palabra ‘Marilyn’ en su pecho<br />

antes de cada show y a la otra, una chica callada de cabello castaño largo y media docena de aretes en los<br />

labios llamada Alison, le gustaba grabar la palabra ‘Manson’ sobre su pecho, con la ‘S’ invertida. En casi<br />

cada show desde entonces, las he visto cantando en el frente con heridas frescas llenando de sangre el<br />

frente de sus vestidos o blusas.<br />

Entre Zepp, Tony Wiggins y mi propia locura rebelde, esa gira se convirtió en uno de los periodos más<br />

caóticos turbulentos y decadentes de mi vida. Uno de los incidentes más perturbadores tuvo lugar después<br />

de un show en Boston. Yo estaba en el vestidor bebiendo Jack Daniel’s con el resto de la banda cuando<br />

Wiggins me hizo señas desde la puerta.<br />

´”Tengo alguien que quiere decirte algo,” susurró maliciosamente.<br />

Me condujo hasta un cuarto donde una chica en ropa interior blanca y calcetines rosas me esperaba, atada<br />

a la máquina aspiradora de pecados de Wiggins. Habría sido atractiva, pero sobre todo su cuerpo,<br />

particularmente en la nuca y la parte trasera de sus pierna, había manchas rojas con islas de carne blanca<br />

en el centro. Era una vista incómoda porque, aún antes de que confesara una palabra, yo ya sentía lástima<br />

por ella. A pesar de esto, también estaba un poco excitado por que parecía una bella doncella que había

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