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La%20larga%20huida%20del%20infierno%20Marilyn%20Manson

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me falla, Dave terminó en el cuarto de mi bajista, Twiggy Ramírez, que había ordenado dos caras<br />

prostitutas y estaba ocupado cogiéndolas al ritmo de Eliminator de ZZ Top.)<br />

De lo que más me arrepentí cuando fui despedido por holgazanear en el trabajo (nunca me atraparon<br />

robando) fue que nunca saldría con Eden. Sin embargo, una vez más, la fama y el tiempo estaban de mi<br />

lado, y un año y medio después la encontré en un concierto de Marilyn Manson and the Spooky Kids. Ella<br />

ni siquiera sabía que yo estaba en la banda hasta que me vio en el escenario, y entonces repentinamente<br />

quería salir conmigo. Lógicamente la cogí –y nunca la llamé después de eso.<br />

Después de ser despedido, me sumergí en la critica de rock, trabajando para una guía de entretenimiento<br />

que era gratis llamada Tonight Today. La revista era manejada por un tonto hippie drogadicto llamado<br />

Richard Kent, quien nunca me pagó un centavo. Estaba completamente calvo excepto por un parche de<br />

cabello gris que mantenía atada en una cola y usaba gruesos lentes oscuros. Caminaba constantemente<br />

por la oficina moviendo el cuello hacia atrás y hacia delante, como un perico gordo buscando algo que<br />

decir. Siempre que le preguntaba algo acerca de un artículo o una fecha límite, él me miraba<br />

distraídamente por varios minutos. Nunca supe en que pensaba, pero siempre esperaba que no fuera en<br />

molestarme sexualmente.<br />

Pronto pude cambiarme a una revista independiente, 25th Parallel, diciéndole a los dueños, dos amantes<br />

llamados Paul y Richard, que tenía un título en periodismo y que había escrito para varias publicaciones<br />

nacionales. Ellos creyeron mis mentiras y me contrataron como Editor en Jefe. Siempre trataba de<br />

imaginar a Paul y Richard teniendo sexo, pero era una imagen imposible de invocar. Paul, un pequeño y<br />

gordo italiano de New York, parecía un reflejo en un espejo distorsionado de Richard, quien era flaco, alto<br />

con un acné terrible y con dientes monstruosos que parecían parte de un disfraz de Halloween. Una de las<br />

cosas que me daba más miedo acerca de ellos era una foto que Paul tenía sobre su escritorio de Slash<br />

inconsciente y desnudo en una tina de baño. Siempre me pregunté sobre las circunstancias en que esa<br />

foto había sido tomada.<br />

Paul y Richard eran una pareja sin esperanza. Se sentaban en la oficina deprimidos, desamparados y<br />

llorando. La única razón por la cual la revista salía mes tras mes era por el dinero que ganaban vendiendo<br />

los discos que recibían gratis por correo. Como la mayoría de la gente que no paga por su música, ellos no<br />

la apreciaban. Yo escribía sin parar para la sección de entretenimiento, pero la pieza con la que estaba<br />

mas feliz no era sobre rock. Era sobre un tema que combinaba mis aspiraciones tanto en el periodismo<br />

como en la literatura de terror.<br />

25th Parallel, Abril, 1990<br />

Siempre lastimamos a quienes amamos<br />

(un viaje dentro del mundo del Sadomasoquismo)<br />

por Brian Warner<br />

El empalagoso olor familiar del sexo y el cuero instantáneamente aborda mis sentidos mientras entro en el<br />

calabozo de Mistress Barbara. Después de ser vendado de los ojos y escoltado hasta aquí por su esclavo<br />

personal, paso algunos momentos ajustando mi visión a la tenue iluminación de esta sala transformada en<br />

cámara de torturas; descuidadamente me guardo los parches para ojos adhesivos en el bolsillo de mi<br />

camisa. Una vez que logro enfocar, la coexistencia carnal de este apartamento de Fort Lauderdale se hace<br />

visible.<br />

La baja y corpulenta mujer que se llama a sí misma Mistress Barbara es, de hecho, una especialista en<br />

E&D (eso es esclavitud y disciplina para aquellos que creían que la posición del misionero aún era el<br />

estándar) y su casa de enferma reputación está más cerca de lo que se imaginan.<br />

“Cualquiera que sea la fantasía de alguien, yo la llevo a cabo,” asegura, señalando un cuarto lleno de<br />

dolorosos, aunque incitantes, artículos para películas y demás parafernalia pornográfica. “En sesiones<br />

comerciales uso instrumentos de tortura en la gente. Practico tortura (genital), perforación corporal y<br />

esclavitud –los ato en posiciones que son extremadamente incomodas y los dejo ahí por largos periodos<br />

de tiempo. Si es una buena sesión y han sido buenos esclavos, les permito masturbarse después.”<br />

En la pared opuesta a la puerta hay una fila de espejos de cuerpo completo y ambos lados de estos se<br />

encuentran sus herramientas de trabajo. La sigo hasta la repisa de la derecha donde me señala dos<br />

cascos de jockey, equipo para montar, equipo para electroshocks usado en entrenamiento de perros,

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