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La%20larga%20huida%20del%20infierno%20Marilyn%20Manson

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Octavo círculo: Los Fraudulentos – Aduladores<br />

Continuó compartiendo sórdidos detalles de su vida sexual con Jane Mansfied y dijo que después de todo<br />

este tiempo aún se sentía culpable por su muerte en un choque automovilístico porque él había puesto una<br />

maldición sobre su novio y manager, Sam Brody, después de una disputa con él. Desafortunadamente<br />

para Jane Mansfield, ella estaba con él esa noche en New Orleáns cuando esa pipa de insecticida chocó<br />

contra su auto, matando a ambos brutalmente. Aunque yo sospechaba de algunas de las declaraciones de<br />

LaVey, su retórica y su seguridad eran convincentes. Tenía una voz hipnotizadora, tal vez debido a su<br />

experiencia como hipnotista.<br />

La cosa más valiosa que hizo ese día fue ayudarme a comprender y aceptar el sentimiento de muerte, la<br />

dureza y al apatía que sentía por mí mismo y por el mundo que me rodeaba, explicándome que todo era<br />

necesario, que era una etapa intermedia en la evolución de niño inocente a un ser inteligente y poderoso<br />

capaz de dejar una marca en el mundo.<br />

Un aspecto de la personalidad de LaVey es que le gustaba compararse con estrellas como Jane Mansfield,<br />

Sammy Davis Jr. y Tina Louise de Gilligan’s Island, quienes fueron miembros de la Iglesia de Satanás. Así<br />

que no fue una sorpresa que cuando me iba él me animo a traer a Traci de visita.<br />

El día siguiente, casualmente Traci voló desde Los Angeles para ir a nuestro show en Oakland. Yo estaba<br />

golpeado y herido después del concierto, así que ella vino al hotel, donde me dio un baño y me cuidó.<br />

Pero, de nuevo, no dormí con ella porque aún estaba determinado a permanecer fiel a Missi, aunque Traci<br />

era la primera persona que había conocido que era capaz de derretir mi voluntad. Le conté sobre mi<br />

reunión con LaVey y ella me dio todo un discurso sobre el destino, la resurrección y la vida después de la<br />

muerte. Ella no parecía comprender de que le estaba hablando, así que traté de darle una pista mientras<br />

me sumía en un sueño sin descanso: “Este tipo tiene un punto de vista interesante, deberías escucharlo.”<br />

Cuando la llevé a la casa de LaVey al día siguiente, ella se portó más cínica y soberbia de lo que yo me<br />

había portado –al principio. Ella entró con la idea de que él era un farsante y un mentiroso, así que debatía<br />

con él cada vez que no estaba de acuerdo con algo. Pero cuando él decía que un piojo tiene mas derecho<br />

de vivir que un humano o que los desastres naturales son buenos para la humanidad o que el concepto de<br />

la igualdad es una tontería, estaba preparado para respaldarlo inteligentemente. Ella salió de la casa en<br />

silencio con docenas de ideas nuevas girando en su cabeza.<br />

En esa visita, LaVey me mostró un poco más de la casa –el baño, el cual estaba cubierto con telarañas<br />

reales o falsas, y la cocina, infestada de serpientes, aparatos eléctricos y tazas para café con<br />

pentagramas. Como cualquier buen showman, LaVey sólo te dejaba saber sobre él en pequeños trozos y<br />

revelaciones, y mientras más información te daba más te dabas cuenta de lo poco que sabías sobre él.<br />

Casi al terminar nuestra visita, él me dijo, “Quiero hacerte reverendo,” y me dio una tarjeta roja<br />

certificándome como ministro en la Iglesia de Satanás. Que sabía yo que el aceptar esa tarjeta iba a ser<br />

una de las cosas más controversiales que había hecho hasta ese momento, en ese entonces me parecía<br />

(y aún es así) que mi ordenación fue simplemente un gesto de respeto. Fue como un grado honorario de<br />

una universidad.<br />

También fue la forma de LaVey de pasar la antorcha, porque él estaba semirretirado y cansado de pasar<br />

tantos años defendiendo el mismo argumento. Ningún músico de rock famoso ha defendido el satanismo<br />

en una forma tan clara, inteligente y accesible desde tal vez the Rolling Stones, quienes en Monkey Man<br />

inventaron una frase que podría haber sido mi credo, “Well I hope we’re not too messianic/ or a trifle too<br />

satanic.” Cuando me iba, LaVey puso su mano huesuda sobre mi hombro, y, mientras yacía ahí fríamente,<br />

me dijo, “Tú vas a dar una gran mordida. Vas a dejar una gran marca en el mundo.”<br />

Las profecías y predicciones de LaVey pronto se hicieron realidad. Algo importante pasó en mi relación con<br />

Traci, y comencé a dejar una huella más grande en el mundo.<br />

Resultó que el día en que me convertí en satanista fue también el día en que las fuerzas cristianas y<br />

conservadoras se aliaron y comenzaron a movilizarse en mi contra. Justo después de nuestra reunión, me<br />

dijeron que el Delta Center, donde íbamos a trocar en Salt Lake City, no nos permitiría tocar con Nine Inch<br />

Nails. Nos ofrecieron, por primera vez pero no por última, dinero por no tocar, en esta caso 10,000 dólares.<br />

Aunque fuimos removidos del programa, Trent Reznor me invitó al escenario, y resumí mi acto entero en<br />

una simple acción, repetir “me quiere, no me quiere” mientras arrancaba páginas de la Biblia mormona.

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