La%20larga%20huida%20del%20infierno%20Marilyn%20Manson
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Nuestro primer show real tuvo lugar en el Reunion Room. Lo conseguí diciéndole al manager y DJ, Tim,<br />
“Mira, tengo esta banda y vamos a tocar aquí y queremos 500 dólares.” Normalmente a las bandas les<br />
pagaban de 50 a 150 dólares, pero Tim estuvo de acuerdo en pagar mi precio. Esa fue la lección número<br />
uno sobre manipulación de la industria musical: si te comportas como una estrella, serás tratado como una.<br />
Después del show, echamos al barroso y al gordo de la banda quienes sin duda se fueron a preparase<br />
sándwiches y a reventarse los barros.<br />
Después de eso convencimos a Brad Stewart, el tipo que se parecía Crispin Glover del Kitchen Club, de<br />
que se saliera de una banda rival, Insanity Assassin, la cual contaba con Joey Vomit en el bajo y en las<br />
vocales a Nick Rage, un tipo bajo y gordo que de alguna forma se había convencido de que era un tipo alto<br />
delgado y atractivo. No fue difícil convencer a Brad de que tocara en bajo con nosotros (incluso aunque<br />
había tocado la guitarra con Insanity Assassin) ya que teníamos metas musicales similares, y mejores<br />
nombres artísticos. Él se convirtió en Gidget Gein. Dejamos que Stephen se uniera a la banda como<br />
Madonna Wayne Gacy, aunque todavía no tenía un teclado. En su lugar, jugaba con soldaditos de juguete<br />
en el escenario.<br />
Para bien o para mal, un personaje más terminó en nuestro show de fenómenos. Su nombre era Nancy,<br />
era una psicótica en el peor sentido de la palabra. Ella conocía a mi novia Teresa, quien fue una de las<br />
primeras personas que conocí después de que Rachelle me había engañado. Estaba buscando una figura<br />
materna en vez de la figura de una modelo, y la encontré en un concierto de Saigon Kick en el Button<br />
South. Teresa provenía de la misma fábrica que Tina Potts, Jennifer y la mayoría de las chicas con las que<br />
había estado en Ohio. Tenía los dientes de arriba un poco más salidos que los de abajo, manos pequeñas<br />
y un balanceo parecido al de Stephen. Todos siempre creían que eran gemelos.<br />
Ya había visto a Nancy antes cuando trabajaba en la tienda de discos, un hipopótamo gótico que se veía<br />
estúpido en un vestido de novia negro. Cuando Teresa me la presentó un año después, Nancy había<br />
perdido veinticinco kilos y tenía una actitud de ‘ahora soy delgada y voy a vengarme del mundo por todas<br />
las veces que no tuve sexo cuando era gorda.’ Tenía cabello negro y rizado que le llegaba a los hombros,<br />
senos flácidos que se salían de su blusa, rasgos hispánicos, rostro pálido, y una peste permanente que era<br />
mitad floral y mitad tóxica. Una vez que le dije sobre las ideas artísticas que tenía para nuestros futuros<br />
shows, ya no hubo forma de escapar de ella: se metió en la banda como una garrapata tratando de<br />
meterse bajo la piel de un elefante. Para cualquier idea que tuviera que involucrara a una chica, sin<br />
importar lo extrema o humillante que fuera, ella se ofrecía inmediatamente. Como ella estaba dispuesta y<br />
yo estaba desesperado –y también porque parecía alguien a quien la gente odiaría tanto como a mí-<br />
accedí.<br />
Nuestras actividades pronto pasaron de dóciles a depravadas. La primera vez que actuamos juntos, canté<br />
todo el tiempo sujetándola de una correa de perro, para reasaltar que vivimos en una sociedad patriarcal,<br />
por supuesto, no porque me excitara arrastrar a una mujer medio desnuda con un collar de cuero por todo<br />
el escenario. Poco tiempo después, Nancy me pidió golpearla en el rostro, así que comencé a darle<br />
castigos progresivamente más crueles en cada show.<br />
Séptimo círculo: Los Violentos – Contra Su Prójimo<br />
Debí haberle causado algún daño cerebral porque comenzó a enamorarse de mí, aún cuando yo estaba<br />
saliendo con Teresa, quien era buena amiga del novio de Nancy, Carl, un tipo alto y torpe de caderas<br />
grandes y suave figura femenina. Esta estúpida situación se puso aún peor cuando Nancy y yo<br />
comenzamos a explorar la sexualidad al igual que el dolor y la dominación en el escenario. Nos<br />
acariciamos y chupé sus senos, y ella se arrodilló y acarició todo lo que encontró ahí abajo. Sin tener<br />
penetración, lo llevamos tan lejos como pudimos sin meternos en problemas con mi novia, su novio o la<br />
ley.<br />
En un concierto la metimos en una jaula, y, mientras la banda tocaba People Who Died de The Jim Carroll<br />
Band, yo encendí una sierra eléctrica y traté de cortar a través del metal. Pero la cadena salió volando, me<br />
golpeó en medio de los ojos y me provocó una gran herida en la frente. Con trabajo logré terminar el show<br />
por que lo único que podía ver era rojo.<br />
Como en cualquier buen acto de performance, había un mensaje detrás de toda la violencia. La mayoría de<br />
las veces, no me interesaba infligir dolor a mi mismo o a otros a menos que fuera en una forma que hiciera<br />
pensar a la gente sobre la forma en que actúan, la sociedad en que viven o las cosas que dan por<br />
sentadas. A veces, como una lección concreta sobre hacer suposiciones, lanzaba docenas de pequeñas