La%20larga%20huida%20del%20infierno%20Marilyn%20Manson
La%20larga%20huida%20del%20infierno%20Marilyn%20Manson
La%20larga%20huida%20del%20infierno%20Marilyn%20Manson
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
se dejó caer sobre mí. Recorrió mi cuello con su lengua y agarró mi pene. Yo estaba temeroso,<br />
principalmente porque no quería que me atraparan. Para entonces, ya comenzaba a sentirme apartado de<br />
la moral cotidiana del mundo. La culpa se había convertido más en un miedo de ser atrapado que una<br />
sensación de bien o mal.<br />
Terminé dejándola darme sexo oral, porque Teresa nunca lo había hecho. Pero, al igual que en el<br />
escenario, no hubo penetración. Cuando Teresa y Carl llegaron a mi casa menos de quince minutos<br />
después, estábamos sentados inocentemente en el sofá viendo televisión. Carl instintivamente caminó<br />
hacia Nancy y la besó en la boca, desconociendo que minutos antes ese mismo orificio había recibido<br />
varios millones de mis espermatozoides.<br />
En ese momento creí que era gracioso y que era una venganza apropiada, pero no me di cuenta de que<br />
este solitario acto de felación sería el principio de seis meses de terror gótico.<br />
Sucia Estrella de Rock<br />
El impulso por el amor, llevado hasta su límite, es el impulso por la muerte.<br />
-Marqués de Sade.<br />
El lugar es Fort Lauderdale, Florida. La fecha es Julio 4 de 1990. El objeto sobre la palma de la mano<br />
estirada frente a mí es una tableta de ácido, y dentro de un momento esa tableta borrará todos estos<br />
hechos.<br />
Teresa, mi novia, ha tomado ácido antes. Nancy, la sicótica, también lo ha hecho. Yo aún no. La dejo<br />
reposar en mi boca hasta que me molesta, después la trago y regreso a empacar los restos del primer<br />
concierto de Marilyn Manson and the Spooky Kids al aire libre, confiando que mi fuerza de voluntad es más<br />
fuerte que cualquier cosa que este pequeño cuadro de papel tenga preparada para mí. Andrew y Suzie, la<br />
pareja que me dio la tableta, me sonríen en complicidad. Yo les hago un guiño, sin saber exactamente lo<br />
que tratan de comunicarme.<br />
Los minutos pasan y nada sucede. Me recuesto en el piso y me concentro en averiguar si el ácido está<br />
trabajando –si mi cuerpo perece diferente, si mi percepción ha cambiado, si mis pensamientos se tuercen.<br />
“¿Ya sientes algo?” llega una voz, respirando enferma y húmedamente en mi oído. Abro mis ojos para ver<br />
la sonrisa masoquista de Nancy a través de su cabello negro.<br />
“No, todavía no,” digo rápidamente, tratando de deshacerme de ella, especialmente porque mi novia anda<br />
por ahí.<br />
“Necesito hablar contigo,” ella insiste.<br />
“Bien.”<br />
“Es sólo que comienzo a darme cuenta de algunas cosas. Sobre nosotros. Quiero decir, Teresa es mi<br />
amiga y Carl, ya no me importa Carl. Pero debemos decirles lo que sentimos el uno por el otro. Porque yo<br />
te amo. Y se que tú me amas, aunque no lo sepas. No tiene que ser para siempre. Se como eres con esas<br />
cosas. No quiero que esto nos cause problemas con nuestra banda” –nuestra banda- “y con la química que<br />
tenemos en el escenario. Pero podemos intentarlo. Quiero decir, amor....”<br />
En cuanto dice amor esa última vez, su cara aparece iluminada contra el fondo verde, como un anuncio<br />
luminoso que anuncia autoengaño. La palabra amor parece colgar suspendida en el aire por un momento,<br />
opacando al resto de la oración. Todo es muy sutil. Pero me doy cuenta de que estoy a punto de tener un<br />
viaje y ya no hay marcha atrás.<br />
“¿Sentiste eso –esa diferencia?” Pregunto confundido.<br />
“Sí, por supuesto,” dice ella con entusiasmo, como si estuviéramos en la misma frecuencia. Y yo de hecho<br />
necesito a alguien que esté en la misma frecuencia que yo porque pienso que estoy a punto de perder la<br />
cordura. Pero no quiero que sea ella. Oh, dios, no quiero que sea ella.