Bolívar como héroe trágico - Aníbal Romero
Bolívar como héroe trágico - Aníbal Romero
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Las salidas institucionales que <strong>Bolívar</strong> buscó denotan una patente<br />
dificultad, acerca de la cual dejó amplios testimonios, para hallar cauces<br />
constructivos al torbellino revolucionario. Por ello, aciertan quienes han señalado<br />
que <strong>Bolívar</strong> se reveló <strong>como</strong> un pensador político de gran creatividad en la<br />
formulación de la teoría de la independencia nacional, y en el intento de erigir un<br />
nuevo orden mundial —en particular en la Carta de Jamaica—, pero fue menos<br />
afortunado en lo que tuvo que ver con las respuestas al reto de organizar<br />
internamente las sociedades emancipadas, a través de un orden político que<br />
combinase la estabilidad y el equilibrio entre la libertad de los individuos y la<br />
acción del gobierno. 82 En este orden de ideas, podría decirse que <strong>Bolívar</strong> vivió<br />
una perenne y al final insuperable tensión entre, por una parte, su “clara visión<br />
de la anarquía postrevolucionaria, la imposibilidad de crear nada duradero sobre<br />
la arena movediza que pisaba” 83 , y por otra, su sentido de responsabilidad y su<br />
ímpetu de gloria personal, que le llevaban a luchar con todas sus fuerzas contra<br />
las implicaciones últimas de una revolución que dejaba a su paso la ruina<br />
inevitable a que usualmente conduce ese tipo de experiencias históricas,<br />
radicales, traumáticas, y recurrentes.<br />
Encina ha argumentado que: “Se resbala sobre la superficie del<br />
pensamiento político de <strong>Bolívar</strong> , cuando se cree divisar en él destellos del<br />
empeño greco-francés por rehacer racionalmente la sociedad.” 84 Esto no es del<br />
todo cierto. Más bien, pienso que en el pensamiento político de <strong>Bolívar</strong> —<strong>como</strong><br />
ya sugerí antes— puede percibirse una constante tensión entre, de un lado, su<br />
empeño por concebir fórmulas institucionales que se adaptasen a las<br />
circunstancias imperantes, diesen respuesta a las tradiciones y costumbres<br />
prevalecientes, y no generasen meras “repúblicas aéreas”; y de otro lado una<br />
tendencia que atribuía a las concepciones institucionales —<strong>como</strong> la Presidencia<br />
Vitalicia, el Senado Hereditario, y el Poder Moral, entre otras—, una eficacia<br />
excesiva <strong>como</strong> factores capaces de moldear la realidad por sí mismas. De<br />
82<br />
Véase, carrera Damas, Venezuela…, pp. 134-135; Lynch, América Latina…, pp. 218-220<br />
83<br />
Encina, T. II, p. 721<br />
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