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Nota filológica preliminar

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LXXXVI Introducción<br />

caras de los hombres célebres. A los gestos deformes de los demonios babilónicos<br />

y a la dulce y sentimental Colombina, sustituyeron […] el semblante de la cantante<br />

o el novelista de más nombradía en el gran mundo. Y la sustitución puso un sabor<br />

de tragedia más agudo en las fiestas […]. El carnaval fue antes una fiesta ordenada<br />

en el desorden […]. El carnaval fue ahora un lugar de réclame. 48<br />

Si nos colocamos en esta perspectiva, además de encontrarnos por vez primera<br />

con el mundo de la Comedia del Arte 49 y con el de los personajes históricoejemplares,<br />

50 comprendemos mucho mejor la lectura calderoniana que Asturias<br />

hace, en otro artículo del mismo año, de unas declaraciones de Pirandello 51<br />

acerca de las mentiras y las máscaras de la realidad social. El teatro verdadero<br />

es la realidad:<br />

Conversando con periodistas, Pirandello nos hacía el elogio de la mentira. ¡Qué<br />

dulce es mentir! La mentira, nuestra mentira, nuestra vida, ya que, según el ilustre<br />

italiano, cada uno se construye una mentira, la mentira de su vida para vivir y<br />

existir en ella […]. Yo, éste y aquél nos hemos construido diferentes escenarios<br />

de vida […]. En nuestra mentira creemos los tres y hacemos porque los otros<br />

crean. La autoridad, la religión, todas las palabras que por respeto escribimos con<br />

mayúscula, designan un escenario, una mentira. 52<br />

Y todo esto nos introduce también a la dialéctica de mito y grotesco que dominará<br />

tanto el futuro teatro de Asturias, 53 como las preocupaciones, las opciones,<br />

las aspiraciones y las preferencias expresadas en su artículo sobre «El problema<br />

escénico»:<br />

Que en lugar de Benavente se ponga en escena a Valle-Inclán. Que uno de nuestros<br />

literatos arregle para el teatro el Tirano Banderas. Que en lugar de Linares<br />

Rivas se lleve a las tablas a Cervantes. Que se corten algunas partes de El festín de<br />

Baltasar, de Calderón, y se represente. 54<br />

Pirandello, Cervantes, Valle-Inclán y Calderón expurgado: a vista de pájaro,<br />

la idea dominante parecería la de un teatro filosófico y de novelistas, la de<br />

48 Miguel Ángel Asturias, París 1924-1933. Periodismo y creación literaria, op. cit., pp. 23-24.<br />

49 Pienso, p. ej., en el personaje de Arlequín Tizonelli en Torotumbo.<br />

50 Véanse los casos, ya aludidos, de Las Casas, Bolívar y Juárez, representados todos como héroes-antihéroes,<br />

cristológicos y quijotescos.<br />

51 Quizás el autor clave para entender teoría y praxis del teatro grotesco contemporáneo.<br />

52 «Citroën», en: Miguel Ángel Asturias, París 1924-1933. Periodismo y creación literaria, op. cit., p. 48.<br />

53 El pasaje que acabamos de citar puede considerarse, junto con «Muñecos», una especie de<br />

sumario, medio siglo ante litteram de la pieza Amores sin cabeza.<br />

54 «El problema escénico», en: Miguel Ángel Asturias, París 1924-1933. Periodismo y creación literaria,<br />

op. cit., p. 470.

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