Hacia el anhelo de Freud - Asociación Psicoanalítica de Orientación ...

EL PROCESO DE ATENCIÓN ENTRE DESEO Y GOCE
buscando
trasmitirle
la
lógica
del
método.
En
la
hora
de
educación
física,
da
varias
vueltas
del
patio
 de
 recreo
 de
 la
 escuela
 obedeciendo
 a
 las
 indicaciones
 del
 profesor.
 Eso
 sorprende
 los
alumnos:
un
adulto
nunca
se
 pone
a
nivel
de
ellos,
más
bien
manda,
 impone
las
actividades.
Normalmente
ningún
alumno
obedecía,
se
ponían
al
borde
del
cortil,
resistiendo
a
las
ordenes.
La
 posición
 tachada
 del
 operador
 permite
 una
 participación
 casi
 unánime
 a
 las
 actividades.
Mientras
se
hacen
bromas
sobre
él:
algunos
corren
más
veloces
y
subrayan
su
lentitud;
otros
aluden
a
su
gordura
mimando
una
gran
panza
que
oscila
mientre
corre.
Luego
se
hace
actividad
de
voleibol:
el
operador
no
es
tan
hábil,
y
esto
permite
a
los
jóvenes
brillar
y
mostrar
su
agilidad
y
 destreza,
 esta
 vez
 disminuyendo
 las
 bromas
 y
 acepando
 la
 imperfección
 y
 opacidad
 del
operador,
 incluyéndolo
 en
 el
 ambiente
 de
 trabajo.
 Pudiendo
 al
 mismo
 tiempo
 trabajar
 ellos
mismos.
Otra
escuela
secundaria.
El
operador
escoge
de
parecer
un
poco
ciego:
tiene
que
cambiar
sus
anteojos
con
otros
más
potentes.
Baja
y
sube
con
lentitud
y
tropezando
en
los
escalones
de
la
escalera
 de
 la
 escuela.
 Al
 cruzarlo
 algunos
 jóvenes
 dicen
 ”me
 hace
 pena”,
 y
 bajan
 corriendo.
Dentro
del
grupo
se
cae
tropezando
en
algunas
mochillas
en
el
piso.
La
profesora
encarga
un
estudiante,
 Pablo,
 de
 ayudar
 al
 operador
 para
 que
 no
 se
 tropiece.
 Pablo
 no
 hace
 nada
 en
 el
salón,
se
pone
a
lado
de
la
profesora,
como
si
fuera
su
asistente,
y
observa
los
otros
trabajar,
dando
 vuelta
 por
 las
 bancas.
 Acude
 al
 orden
 de
 la
 profesora
 y
 sigue
 de
 cerca
 el
 operador,
sosteniéndolo
 si
 aparenta
 arriesgar
 de
 caerse.
 Bajando
 las
 escaleras
 le
 agarra
 el
 brazo
 y
 lo
sostiene.
Pablo
ha
encontrado
una
función
en
su
ambiente
escolar.
Marcelo
 es
 un
 joven
 de
 12
 años,
 atendido
 por
 la
 USAER
 en
 una
 escuela
 regular.
 Le
 hacen
adecuaciones
curriculares,
uno
psicólogo,
una
hora
por
semana,
lo
ayuda
para
la
tarea
en
clase.
Abraza
a
menudo
la
maestra
y
le
pide
si
lo
quiere.
La
maestra
es
en
jaque,
acepta
pasivamente
los
 abrazos,
 lo
 pone
 cerca
 de
 su
 escritorio
 para
 que
 no
 moleste
 los
 demás
 que
 trabajan.
 El
operador
interviene
regañando
la
maestra
porque
está
atrayendo
los
cuerpos
de
los
estudiantes
hacia
ella,
cuando
tendría
que
permitirle
de
trabajar
porque
ese
es
un
derechos
que
hay
que
respectar.
Luego
regaña
la
silla
de
Marcelo,
porque
no
permite
que
su
dueño
la
utilice.
Declara
en
forma
 impersonal
que
todos
tienen
el
derecho
de
trabajar
y
si
la
maestra
no
cumple
será
castigada
por
la
directora
de
la
escuela.
La
respuesta
de
Marcelo
es
de
sentarse
en
su
banca
y
trabajar
el
mismo
material
didáctico
de
los
demás,
así
como
puede,
con
su
ritmo.
La
maestra
respira
de
alivio:
ahora
sabe
como
dirigirse
a
Marcelo,
refiriendo
las
regla
a
las
cuales
ella
misma
tiene
que
sujetarse
a
un
tercero
regulador,
que
hace
velo
entre
ella
y
Marcelo.
Los
 otros
 alumnos
 también
 utilizan
 esta
 comunicación
 regulada
 cuando
 Marcelo
 intenta
establecer
un
contacto
desorganizador
–
“Todos
tenemos
el
derecho
de
trabajar”;
“Maestra,
la
pluma
no
 permite
a
Marcelo
de
escribir”.
Marcelo
encuentra
una
contención
regulada
 que
le
permite
estar
en
el
lazo
social.
En
una
escuela
especial.
Dentro
de
un
grupo
de
niños
y
niñas
de
nivel
primaria,
el
operador
no
entiende
 las
 tarea
 que
 cumple
 como
 los
 demás
 alumnos,
 pregunta
 a
 la
 maestra
 a
 menudo,
mostrando
no
intender
la
tarea.
Además
que
la
maestra
lo
socorren
los
alumnos,
explicándole
lo
que
hay
que
hacer,
los
colores
que
hay
que
utilizar
por
cada
imagen.
Al
momento
de
salir
del
aula
por
el
recreo,
el
operador
se
encuentra
a
platicar
con
estos
alumnos
en
el
patio,
en
forma
amena
y
divertida,
recibiendo
las
miradas
interesadas
y
tranquilas
de
ellos.
Han
podido
salir
de