Hacia el anhelo de Freud - Asociación Psicoanalítica de Orientación ...

B. DESDE LA PRÁCTICA
participan
en
este
modelo
de
trabajo,
con
lo
cual
el
psicoanálisis
demuestra

su
capacidad
de
progreso
y
constante
renovación.
La
 escuela
 es
 un
 espacio
 propicio
 para
 poder
 atender
 con
 el
 método
 a
 los
 niños
 o
 jóvenes
(autistas,
psicóticos
o
con
una
neurosis
grave)
por
algunas
razones:
• es
un
espacio
normado,
• cada
grupo
de
alumnos
junto
con
el
maestro
forman
un
colectivo
distinto
al
colectivo
familiar,
es
decir
un

Otro
grupal,
• 
está
movilizada
por
el
deseo
de
saber
y
el
deseo
de
enseñar,
• dentro
de
los
planes
y
programas
de
estudio
se
encuentra
una
gran
cantidad
de
actividades
que
por
sí
mismas
y
por
el
manejo
del
maestro
y
la
presencia
de
un
equipo
de
¨práctica
entre
varios”
pueden
 convertirse
 en
 una
 oferta
 tentadora
 que
 pueda
 favorecer
 que
 este
 tipo
 de
 alumnos
puedan
ir
saliendo
del
goce
mortífero
y
dirigirse
a
la
demanda,
pero
sobre
todo
al
deseo,
con
lo
cual
pueden
volver
a
ser
sujetos
en
desarrollo
aún
en
términos
escolares,
• el
 hecho
 de
 que
 el
 niño‐alumno
 asista
 a
 la
 escuela
 implica
 una
 experiencia
 de
 separación
 en
relación
al
grupo
familiar,
particularmente
una
separación
de
quien
ejerza
la
función
materna,
en
el
caso
de
 los
niños‐alumnos
con
rasgos

autistas
o
inmersos
en
una

 psicosis
se
presume
desde
 los
 planteamientos
 freudianos‐
 lacanianos
 que
 no
 hubo
 el
 
 necesario
 proceso
 de
separación
individuación,
que
no
lograron
hacer
el
recorrido
por
los
cuatro
tiempos
lógicos
para
constituirse
como
sujetos
con
un
deseo
propio.
Asimismo
asistir
a
la
escuela
significa
para
estos
niños
 una
 experiencia
 de
 integración‐inclusión,
 un
 llamado
 a
 integrarse
 al
 mundo
 de
 los
esfuerzos
 y
 los
 compromisos,
 en
 suma
 la
 escuela
 representa
 una
 experiencia
 jugada
 en
 la
dialéctica
separación‐integración.
Los
 sujetos
 a
 ser
 educados
y
 que
 a
 la
 vez
 se
 encuentran
 en
 situación
 de
 autismo,
 psicosis
 o
neurosis
 grave
 sufren
 un
 estancamiento
 o
 paralización
 de
 su
 proceso
 de
 desarrollo
 en
 los
diferentes
contextos
sociales,
entre
ellos
la
familia
y
la
escuela.
El
método
propone
desde
sus
referencias
teóricas:
Freud,
Lacan,
Antonio
Di
Ciaccia
(creador
del
método),
Dr.
Virginio
Baio,
Dr.
Martín
Egge,
Marcela
Errecondo,
Alfredo
Cherara,
Dra.
Miriam
Gutiérrez,

Dr.
Antonino
Bori
y
otros,
que
eso
se
debe
a
que
en
el
proceso

de
constituirse
en
un
sujeto
con
un
deseo
propio
sólo
 logran
 arribar
 al
 segundo
 de
 los
 cuatro
 momentos:
 1o.‐
 necesidad,
 2do.‐Goce,
 3ro.‐
Demanda,
 4to.‐Deseo.
 Esto
 significa
 que
 su
 nacimiento
 simbólico
 fue
 mínimo
 que
 solo
 se
inscribieron
en
el
lenguaje
pero
no
en
el
discurso.
Y
la
apuesta
del
método
es
que
estos
sujetos
logren
 una
 mayor
 inscripción
 en
 el
 simbólico,
 es
 decir
 que
 sumen
 significantes
 a
 los
 que
 ya
tienen
y
con
ello
desarrollen
 un
mayor
poder
de
simbolización
 de
ellos,
de
su
 cuerpo,
de
 los
objetos
y
personas
que
los
rodean.
Por
 lo
 antes
 señalado
 estos
 alumnos
 no
 logran
 movilizarse
 en
 función
 del
 deseo
 de
 saber,
 el
discurso
escolar
se
estrella
ante
estos
sujetos
para
los
cuales
las
palabras
solamente
son
ruidos
extraños
 carentes
 de
 significación,
 no
 pueden
 formar
 parte
 del
 
 ambiente
 normado
 que
 se
requiere
 en
 cada
 uno
 de
 los
 espacios
 escolares
 (aula,
 patio
 de
 recreo,
 biblioteca,
 comedor,
baños
etc.),
pues
no
reconocen
límites,
norma
o
reglas
por
medio
de
las
cuales
poderse
regular
y
de
esa
manera
establecer
lazo
social
con
los
otros,
lo
cual
implicaría
incluirlos
en
su
desarrollo
y
 a
 la
 vez
 que
 los
 otros
 los
 puedan
 incluir
 (familiares,
 compañeros
 de
 grupo,
 maestros,
 y
personas
pertenecientes
a
otros
contextos
sociales).