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AHORCADO

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Cuando el Indio iba por los caminos implorando la caridad de<br />

lostranseúntes, solía levantarse las mangas del vestido y<br />

entreabrir lacamisa; y todos los que llegaban a verle por un<br />

momento los brazos o elpecho, experimentaban un vivo<br />

sentimiento de horror.<br />

El cuerpo de aquel hombre estaba cubierto de heridas<br />

horribles; heridascicatrizadas, es verdad, pero no por eso menos<br />

repugnantes, pues la pielque las cubría se había formado de una<br />

manera incompleta y eratrasparente como una tela de cebolla.<br />

Algunas veces, este Indio, que ya hemos visto se llamaba<br />

Nizam, con elobjeto de enternecer a sus oyentes, solía contarles<br />

su historia.<br />

Un día, según él, había sido sorprendido por un tigre en una<br />

pagoda, enel momento en que rezaba devotamente sus<br />

oraciones, arrastrado hasta unjuncal inmediato, y entregado a la<br />

voracidad de sus cachorros.<br />

¿Cómo había podido escapar a aquella camada de tigres?<br />

Para explicar esto, Nizam contaba un hecho bien extraño.<br />

En el momento en que los hijuelos del tigre le laceraban el<br />

cuerpo consus garras y que, bajo los ojos de su madre, jugaban<br />

con su cuerpopalpitante, aunque lleno de vida aún; en tanto que<br />

resignado, como todoslos hombres de su raza, esperaba la<br />

espantosa muerte que le estabareservada; se oyó de repente un<br />

ruido muy semejante al fragor de untrueno lejano.<br />

Los tigres, abandonando su presa, parecieron consultarse con<br />

la mirada.<br />

La madre manifestó una inquietud recelosa.

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