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AHORCADO

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—¿Y cuál?<br />

—Es necesario que ese hombre salga de Londres.<br />

—¿Cómo obligarlo?<br />

—No lo sé; pero ya encontraremos un medio.......<br />

Aquí fue interrumpido sir Archibaldo por la entrada de un<br />

lacayo quepresentó, en una bandejilla de plata, una tarjeta de<br />

visita a lordEvandale.<br />

El joven lord tomó la tarjeta y leyó:<br />

El reverendo Patterson.<br />

—¿A qué vendrá a verme ese sacerdote?<br />

—Milord, respondió el lacayo, esa persona insiste mucho en<br />

ver aVuestra Señoría.<br />

—Hacedle entrar, dijo lord Evandale.<br />

Pocos minutos después, el reverendo Patterson se presentó en<br />

elgabinete.<br />

Era en efecto el mismo pastor evangélico que ya conocemos:<br />

el hombreflemático y frío, el sacerdote fanático e implacable<br />

con quien el Hombregris había sostenido una lucha tenaz y sin<br />

tregua, y que perseguía tancruelmente al clero católico de<br />

Londres.<br />

El reverendo Patterson entró, saludó a lord Evandale, y viendo<br />

que sirArchibaldo y su hija iban a retirarse, se interpuso<br />

cortésmente y lesdijo:

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