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AHORCADO

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El noble personaje pasó allí una parte de la noche jugando al<br />

faraón.<br />

Las alternativas de ese juego violento, en el que se puede<br />

perder enpocas horas una fortuna, parecieron interesarle<br />

bastante, pues eran másde las tres de la mañana cuando se<br />

decidió al fin a retirarse.<br />

—¡Cómo! milord, le dijo el baronet sir Carlos M...... ¿os vais a<br />

pie aestas horas?<br />

—Sí por cierto, respondió lord Evandale.<br />

—¿No teméis a los estranguladores?<br />

—¡Bah! jamás ha habido estranguladores en Londres.<br />

—¡Oh! ¿Os burláis?<br />

—No temo nada, ni a nadie, querido, añadió lord Evandale.<br />

Y partió riéndose con fatuidad.<br />

Alejose del club con paso rápido, y cuando se hallaba ya a<br />

ciertadistancia, le pareció oír andar detrás de él.<br />

Volviose y vio un hombre que le seguía.<br />

Entonces lord Evandale apresuró el paso.<br />

El hombre que iba tras él hizo lo mismo, y así llegaron ambos<br />

en pocosmomentos a Trafalgar-square.<br />

Al pie de la estatua de Nelson, lord Evandale, que se vio<br />

perseguido decerca, se detuvo y se volvió bruscamente.<br />

Entonces el desconocido llegó a él.<br />

—Dos palabras, milord, dijo aquel hombre.

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