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AHORCADO

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—¡Ah!<br />

—Pero continúa. ¿No te acuerdas de otra cosa?<br />

—¡Oh! sí. A los pocos instantes, el hielo se rompió de repente,<br />

y unode los niños se hundió en el río arrojando un grito<br />

terrible.—Entoncesel rough dio un salto, se precipitó en el río y<br />

sacó al niño sano ysalvo, atrayéndose los aplausos de la multitud<br />

que llenaba el parque.<br />

—¿Y qué más?<br />

—No sé. Aquel hombre desapareció en seguida.<br />

—¿Y no lo has vuelto a ver hasta aquí? dijo Nizam.<br />

—Sin conocerlo; puesto que sin vuestra historia, yo no hubiera<br />

tenidoese recuerdo de mi infancia.<br />

—Entonces déjame proseguir, dijo Nizam.<br />

Y Nizam, o mejor dicho sir Jorge, continuó en estos términos<br />

su relato.<br />

—Lady Evelina, dijo, dejó a Londres de nuevo, y vino a<br />

establecerse enOld-Pembleton.<br />

Entonces, dominado por el deseo de verla furtivamente alguna<br />

vez,emprendí detrás de ella tan largo y penoso viaje.<br />

Mis recursos estaban agotados, y así me fue forzoso el venir<br />

implorandola caridad pública por los caminos y parajes<br />

habitados.<br />

Pero tras tan penoso sacrificio, no logré conseguir mi objeto.<br />

Ningúnextraño podía penetrar en Old-Pembleton.

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