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AHORCADO

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—Amigos míos, les dijo Marmouset, no hay que pensar<br />

siquiera en seguiradelante: ya lo veis, el camino está cerrado.<br />

—Pues bien, dijo Juan el Verdugo, volvamos para atrás, y si<br />

vienen lasgentes de policía..... ya veremos.<br />

Vanda no hizo la menor observación: esta última catástrofe la<br />

habíaanonadado, y su imaginación no sabía fijarse sino en la<br />

horrible dudaque la oprimía.<br />

—¿Rocambole estaba vivo o muerto?<br />

Esta era su sola preocupación, su única idea. Lo demás le<br />

eraindiferente.<br />

La Muerte de los Bravos dijo a su vez:<br />

—No me queda duda, el capitán y Milon han podido salvarse.<br />

Marmouset no respondió a esta aserción.<br />

Volvieron pues para atrás, y se detuvieron de nuevo en la sala<br />

circular.Marmouset dio el ejemplo, y colocándose en medio de<br />

sus compañeros,dijo:<br />

—Ahora, amigos míos, acordemos entre todos el partido que<br />

debernostomar.<br />

Y señalando con la mano la galería central, por donde algunas<br />

horasantes habían venido de Newgate, añadió:<br />

—Ya sabemos adónde ese camino conduce.<br />

—¡Mil gracias! dijo el marinero William, ¿queréis acaso que<br />

vayamos aentregarnos a los policemen?<br />

—No arriesgaríamos en ello gran cosa.

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