LA MÚSICA - Fraternidad Rosacruz Max Heindel de Madrid
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Cuando la humanidad esté lo suficientemente espiritualizada para<br />
reconocer la relación <strong>de</strong> la música con su evolución, <strong>de</strong>scubrirá como las<br />
armonías celestiales que emanan <strong>de</strong> las Jerarquías zodiacales, nuestros<br />
guardianes estelares, ejercieron una formativa influencia en cada etapa<br />
<strong>de</strong> su <strong>de</strong>sarrollo; y que cada paso ha sido acompañado por la<br />
orquestación celestial adaptada para cada proceso creativo.<br />
El hombre en formación era bi-sexual. Las polarida<strong>de</strong>s masculina y<br />
femenina, ahora enfocadas cósmicamente en el Sol y la Luna<br />
respectivamente, ejercían una influencia similar sobre los cuerpos plásticos<br />
<strong>de</strong> la temprana humanidad. Pero esto fue en una época cuando la tierra y<br />
la Luna todavía eran parte <strong>de</strong> la orbe solar. En una etapa posterior cuando<br />
la tierra fue arrojada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Sol y, en una fecha aun posterior, cuando la<br />
Luna fue lanzada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la tierra, estas dos polarida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> tener<br />
una expresión igual y balanceada en seres humanos individuales. Algunos<br />
respondían sobre todo al polo positivo centrado en el Sol, mientras otros<br />
respondían al polo negativo enfocado en la Luna. Eventualmente, esto<br />
resultó en la división <strong>de</strong> la humanidad en dos sexos separados con el<br />
hombre y la mujer apareciendo en escena.<br />
Entonces fue que las armonías emanadas <strong>de</strong> las Jerarquías estelares<br />
llegaron a diferenciarse en dos ritmos ahora conocidos como mayor y<br />
menor. Los tonos mayores, masculinos en potencia y objetivos en carácter,<br />
fueron proyectados a la humanidad por medio <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong>l Sol. Las<br />
notas menores, femeninas en calidad y subjetivas en naturaleza, fueron<br />
dirigidas a través <strong>de</strong> las fuerzas <strong>de</strong> la Luna. Mientras que el hombre hasta<br />
ahora había evolucionado bajo los ritmos divididos <strong>de</strong> una sola escala, hoy<br />
estaría sujeto a dos. Aquella que armonizaba con los tonos mayores<br />
tendían a arrastrarlo a condiciones <strong>de</strong> creciente <strong>de</strong>nsidad; aquella que<br />
armonizaba con los menores conducía su alma al más íntimo contacto con<br />
los po<strong>de</strong>res <strong>de</strong>l espíritu.<br />
Como la Época Lemuriana estaba predominantemente bajo la influencia<br />
<strong>de</strong> la Luna, su música armonizaba con los más sutiles matices menores. Era<br />
una música extraña, lastimosa, sobrenatural. Sus ecos persisten en la<br />
música <strong>de</strong> Java y otras Islas <strong>de</strong> los Mares <strong>de</strong>l Sur, estas tierras son<br />
remanentes <strong>de</strong>l continente Lemuriano.<br />
Po<strong>de</strong>mos adivinar la naturaleza interior <strong>de</strong> cualquier pueblo si penetramos<br />
inteligentemente en su música. Por ningún otro medio pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>terminarse<br />
con tanta exactitud la calidad <strong>de</strong> su vida y la etapa <strong>de</strong> su <strong>de</strong>sarrollo. A<br />
menos que seamos capaces <strong>de</strong> visualizar los cuerpos plásticos y fluidos <strong>de</strong><br />
aquellos primeros Lemurianos jamás enten<strong>de</strong>remos la influencia que la<br />
música ejercía sobre ellos. Literalmente daba contorno y característica a<br />
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