LA MÚSICA - Fraternidad Rosacruz Max Heindel de Madrid
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Existen innumerables ejemplos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>mente siendo curado por la música.<br />
Muchas instancias <strong>de</strong> tal restauración están atrayendo la atención <strong>de</strong>l<br />
público, uno <strong>de</strong> los cuales es el caso <strong>de</strong> una joven que realizó una<br />
transmisión radial en San Francisco. “La señorita Y apareció ante el<br />
micrófono en la estación KYA”, <strong>de</strong>cía un informe <strong>de</strong> prensa, “como<br />
culminación para los tratamientos <strong>de</strong> terapia musical que se han<br />
empleado en un esfuerzo por regresarla a la normalidad. Otra muchacha,<br />
emocionalmente perturbada, i<strong>de</strong>ntificada sólo como Madame X, tenía<br />
que haber aparecido con la señorita Y, pero fue incapaz <strong>de</strong> estar<br />
presente. Así la señorita Y, quien está en sus tempranos veinte años,<br />
interpretó un difícil dueto <strong>de</strong> piano <strong>de</strong> la composición original <strong>de</strong><br />
Beethoven para cuatro manos con la señorita Margaret Tilly, concertista en<br />
piano y experta en terapia musical”. El reporte continuaba diciendo que la<br />
señorita Y no estaba más nerviosa que lo normal conforme se aproximaba<br />
la hora <strong>de</strong> la audición, y no sufrió <strong>de</strong> “pánico al micrófono”. Los críticos<br />
elevaron su <strong>de</strong>streza como por sobre el promedio.<br />
La señorita Tilly explicaba que el caso <strong>de</strong> la señorita Y no era el mismo que<br />
el señor X quien actuaba en Detroit bajo similares circunstancias. Ella <strong>de</strong>cía<br />
que el señor X había sido un músico consumado mientras que la señorita Y<br />
no había estudiado música intensivamente en el pasado. Después <strong>de</strong> sólo<br />
diez semanas <strong>de</strong> terapia musical el señor X había recobrado su cordura y<br />
pudo retomar el estudio <strong>de</strong> la música una vez más siguiendo una laguna<br />
<strong>de</strong> nueve años. La señorita Y, cuya condición era <strong>de</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> un año<br />
<strong>de</strong> duración, <strong>de</strong>sarrolló “un intenso interés en la ejecución musical mientras<br />
soportaba los tratamientos <strong>de</strong> terapia musical”.<br />
La experimentación con pacientes en el Hospital <strong>de</strong> Chicago para<br />
<strong>de</strong>mentes revelaba que al <strong>de</strong>spertar recuerdos felices tocando viejas<br />
melodías familiares en forma frecuente le <strong>de</strong>volvía al paciente el<br />
pensamiento racional. Una joven madre, cuya mente se hallaba tan<br />
trastornada al momento <strong>de</strong>l parto que odió a su hijo, se recuperó oyendo<br />
una canción <strong>de</strong> cuna <strong>de</strong> Brahm que su madre usaba para cantarle a ella.<br />
Una muchacha italiana, quien había rehusado hablar a cualquiera por<br />
varios meses, rompió su silencio al escuchar O Sole Mío, una famosa<br />
balada <strong>de</strong> amor italiana que ella había cantado cuando niña.<br />
De acuerdo con la teoría <strong>de</strong>l Doctor Altschuler <strong>de</strong> Detroit, la influencia <strong>de</strong><br />
la música se centra en el cerebro inferior el cual no está afectado por el<br />
<strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n mental. Los científicos espirituales conocen esto como el centro<br />
cerebral femenino, morada <strong>de</strong> la mente subconsciente. No es sólo el<br />
almacén <strong>de</strong> recuerdos <strong>de</strong> la corriente <strong>de</strong> vida en la tierra, sino que es<br />
también un <strong>de</strong>pósito <strong>de</strong> memorias arrastradas <strong>de</strong> encarnaciones previas –<br />
aunque estos últimos recuerdos usualmente no están disponibles para la<br />
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