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LA MÚSICA - Fraternidad Rosacruz Max Heindel de Madrid

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En los himnos <strong>de</strong> adoración y penitencia se tocaba una flauta <strong>de</strong> siete<br />

notas, imine, y el procesional entonaba el cántico: “A los atrios <strong>de</strong>lanteros<br />

traigan sólo el tambor y las siete notas”. Esta flauta se usaba para hacer<br />

contacto con los siete planetas <strong>de</strong> nuestro sistema solar.<br />

Las arpas <strong>de</strong>l Templo variaban <strong>de</strong> once a quince cuerdas, aunque el<br />

público general usaba instrumentos más simples y más pequeños <strong>de</strong> cuatro<br />

o cinco cuerdas. El once parece haber sido el número más importante<br />

para los Sumerios. Fue encontrado en una lira, al-gar, en el Templo <strong>de</strong> Enki,<br />

don<strong>de</strong> <strong>de</strong>cía “el santo al-gar canta en reverencia”. En un himno a Ishtar <strong>de</strong><br />

2.100 A.C. están las palabras “Te hablaré con el al-gar cuya voz es dulce”.<br />

Estas arpas sagradas eran exquisitos instrumentos hechos <strong>de</strong> oro y lapislázuli<br />

adornados con piedras preciosas. Enki, el Dios <strong>de</strong> la Música, cantaba sus<br />

alabanzas y enseñaba su uso. De ella se <strong>de</strong>cía, “Brillaba como las estrellas<br />

en el día, era santa por la noche, <strong>de</strong>rramaba canciones”.<br />

La vida espiritual <strong>de</strong> los Sumerios se centraba en el Templo, la “Casa <strong>de</strong><br />

Vida”. Cada Templo contaba con una elevada torre o ziggurat. En su<br />

cúpula más alta había una pequeña capilla amueblada con una mesa y<br />

una cama <strong>de</strong> oro. Este era el punto <strong>de</strong> encuentro entre el cielo y la tierra,<br />

un lugar sagrado don<strong>de</strong> la sacerdotisa elegida recibía las revelaciones <strong>de</strong><br />

los dioses a los sones <strong>de</strong> su arpa. El abuso <strong>de</strong> este santo rito, junto con la<br />

<strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia general que vino <strong>de</strong>spués, está bíblicamente <strong>de</strong>scrito en la<br />

<strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> la Torre <strong>de</strong> Babel.<br />

El estandarte real <strong>de</strong> Ur, la ciudad <strong>de</strong> Ahraham, retrata un banquete real<br />

en el cual el Rey-Sacerdote Gu<strong>de</strong>a y sus diestros músicos están sacando las<br />

tinieblas <strong>de</strong> la ciudad. Los esoteristas saben que fue la magia <strong>de</strong> la música<br />

que una nube <strong>de</strong> maldad y error la cual envolvía la ciudad estaba siendo<br />

transmutada, y los vibratorios ritmos <strong>de</strong> la ciudad correspondientemente<br />

elevados. Algún día esta importante función <strong>de</strong> la música volverá a ser<br />

<strong>de</strong>scubierta y usada.<br />

En el arte <strong>de</strong> Sumeria hay una representación <strong>de</strong> pastores guiando a<br />

dóciles animales salvajes <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto y a domesticadas criaturas <strong>de</strong>l<br />

campo al acompañamiento <strong>de</strong> la magia musical <strong>de</strong>l laúd y la lira – otra<br />

aplicación <strong>de</strong> la música directamente para la restauración en la Nueva<br />

Era. Una piedra babilónica <strong>de</strong>l 1.600 A.C, ahora en el Louvre, tiene un<br />

dibujo <strong>de</strong> siete hombres acompañados por siete diferentes animales<br />

llevando ofrendas a Lagash y al Santo Gu<strong>de</strong>a.<br />

La Era Dorada <strong>de</strong>l arte Sumerio fue aproximadamente <strong>de</strong>l 3.00 al 1.500<br />

A.C., un renacimiento que ocurrió alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 500 A.C. en Asiria y<br />

Babilonia. No obstante, la magnificencia y esplendor <strong>de</strong> estos dos imperios<br />

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