diciembre de 2000/marzo de 2001 - Ramona
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PAGINA 122<br />
ramona va a la adivina<br />
Seguramente los lectores <strong>de</strong> ramona on<br />
line se preguntarán el por qué <strong>de</strong> la ausencia<br />
<strong>de</strong> esta columna durante el número<br />
9. La respuesta es que, en un confuso<br />
episodio, la adivina se alzó con el dinero<br />
<strong>de</strong>l remate que organizó nuestra revista<br />
para recaudar fondos para permitir la fluida<br />
aparición <strong>de</strong> esta publicación y <strong>de</strong>sapareció<br />
<strong>de</strong>l mapa. Finalmente, nuestra pitonisa<br />
<strong>de</strong> cabecera apareció y nos ofrece<br />
su versión.<br />
ramona | Se la ve muy bien: tostada, más<br />
<strong>de</strong>lgada... ¿Se pue<strong>de</strong> saber qué fue lo<br />
que pasó?<br />
La Adivina | Un mal entendido, simplemente.<br />
r | Vamos a ver. Empecemos por el principio:<br />
Usted estaba a cargo <strong>de</strong> la recolección<br />
y custodia <strong>de</strong>l dinero obtenido en el<br />
remate y se la tragó la tierra.<br />
A | Si vamos a empezar por el principio,<br />
hagámoslo bien. Resulta <strong>de</strong> que ese día<br />
fue muy largo y una cosa fue llevando a<br />
la otra. Todo empezó en la inauguración<br />
<strong>de</strong> un salón <strong>de</strong> un banco en un centro cultural<br />
<strong>de</strong> Recoleta. Yo estaba calmando<br />
los ánimos <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> gente que estaba<br />
enfurecida con la selección <strong>de</strong> artistas<br />
y <strong>de</strong> mientras, felicitaba a los que habían<br />
recibido premios y menciones. Ahí<br />
apareció alguien <strong>de</strong> la revista y me dijo <strong>de</strong><br />
que había que ir a San Telmo a ultimar algunos<br />
<strong>de</strong>talles, antes <strong>de</strong> la fiesta que allí<br />
íbamos a hacer nosotros, para festejar el<br />
fin <strong>de</strong> año. Se conoce que mucha gente<br />
que habíamos convocado para <strong>de</strong>sempeñar<br />
algunas tareas, no pudo llegar temprano<br />
y salimos <strong>de</strong> raje para allá.<br />
r | Sí, <strong>de</strong> eso me acuerdo; fui yo quien le<br />
avisó.<br />
A | Es verdad. También recordará que<br />
cuando llegamos, las promotoras <strong>de</strong> cerveza<br />
no daban a vasto con la <strong>de</strong>manda<br />
<strong>de</strong> los asistentes ya que la canícula hacía<br />
que la gente chupara como esponjas y<br />
que yo no fui la excepción. Hubo show <strong>de</strong><br />
teatro y <strong>de</strong>spués llegó el remate: Obras<br />
falsas hechas por algunos <strong>de</strong> nuestros<br />
asiduos colaboradores y obras auténticas<br />
<strong>de</strong> artistas muy conocidos, que nos hicieron<br />
la gauchada <strong>de</strong> donarlas. La obra<br />
más cara alcanzó una cotización <strong>de</strong> 300<br />
pesos y su autor fue el muchacho que hace<br />
esas casitas preciosas, todas chiquititas,<br />
don<strong>de</strong> a una le gustaría vivir. Tienen<br />
un nombre...<br />
r | ¿Maquetas?<br />
A | Sí, eso. Un caso curioso <strong>de</strong>l remate<br />
fue el <strong>de</strong>l artista que dice que es marciano.<br />
Habían obras falsas y verda<strong>de</strong>ras <strong>de</strong><br />
él. Las falsas se vendieron muchísimo<br />
más caras. Las falsificaciones eran tan<br />
buenas, que los originales parecían <strong>de</strong><br />
otro. La gente estaba <strong>de</strong>satada, pujaban<br />
para conseguir esas obras. Incluso el Fiscal,<br />
uno <strong>de</strong> los artífices <strong>de</strong> nuestra revista,<br />
me comentó que si no se recaudaba<br />
un mínimo establecido, se iba a ver obligado<br />
a volver a arbitrar partidos <strong>de</strong> rugby,<br />
cosa que ya había hecho en el pasado. A<br />
su lado estaba su mujer quien, <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> un sorbo <strong>de</strong> cerveza, agregó que tuvo<br />
que <strong>de</strong>jar esa ocupación frente a las<br />
reiteradas quejas que suscitaban sus<br />
muy apretados pantaloncitos cortos (y <strong>de</strong><br />
este caso, con más <strong>de</strong>talle se pue<strong>de</strong>n enterar<br />
en fuenteturra@yahoo.com.ar<br />
r | Pero, ¿que pasaba con el dinero <strong>de</strong> lo<br />
que se recaudaba?<br />
A | Espérese, no se ponga impaciente.<br />
Como <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l remate todos nos íbamos<br />
a ver en la galería <strong>de</strong> al lado y todos<br />
ya estaban bastante más picados que yo<br />
por el alcohol, uno <strong>de</strong> los chicos me dijo:<br />
“diga, abuela, guar<strong>de</strong> la guita que usted<br />
está más entera.” Así que llegamos a la<br />
fiesta y yo tenía la plata en el corpiño. De<br />
ahí en más, todo lo que fue sucediendo en<br />
esa fiesta fue haciendo, poco a poco , que<br />
perdiera noción <strong>de</strong> lo que me habían confiado.<br />
Recuerdo vagamente que el otro <strong>de</strong><br />
los pilares <strong>de</strong> la revista, el artista conceptual<br />
manager, fue <strong>de</strong>svestido por un grupo<br />
<strong>de</strong> invitados en un acto que la misma víctima<br />
se encargó <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir como una “viejación”<br />
en vez <strong>de</strong> una vejación. Al igual<br />
que en el antiguo testamento, don<strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z <strong>de</strong> Noé es cubierta por uno <strong>de</strong><br />
sus hijos, en este caso fue una <strong>de</strong> las pibas<br />
<strong>de</strong>l boliche <strong>de</strong> Acuña <strong>de</strong> Figueroa y<br />
Guardia Vieja quien se encargó <strong>de</strong> tapar<br />
las partes pu<strong>de</strong>ndas <strong>de</strong>l viejado con la<br />
bombacha que ella traía puesta y se sacó<br />
para tal fin. Un gesto por <strong>de</strong>más noble si<br />
<strong>de</strong>jamos <strong>de</strong> lado el hecho <strong>de</strong> que antes<br />
enjugó la transpiración <strong>de</strong>l rostro <strong>de</strong> la víctima<br />
con dicha prenda.<br />
r | ¿Y el dinero?<br />
A | Ah, sí. Bueno, yo me fui dando tumbos<br />
como casi todos los asistentes <strong>de</strong> la<br />
festichola sin recordar que era <strong>de</strong>positaria<br />
<strong>de</strong>l encargo que me habían hecho y<br />
me fui a casa a buscar las valijas para salir<br />
corriendo a tomar el avión que estuve<br />
a punto <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r. No sabe cómo me<br />
rompí la cabeza pensando y pensando<br />
por qué tenía más plata <strong>de</strong> la que me había<br />
llevado en el mone<strong>de</strong>ro. Cuando recordé<br />
<strong>de</strong> don<strong>de</strong> la había sacado, ya me<br />
había gastado las tres cuartas partes.<br />
r | ¿ No le da vergüenza?<br />
A | Vergüenza es robar. Como hizo un galerista<br />
que fue a la inauguración <strong>de</strong> una<br />
pintora <strong>de</strong> apellido anglosajón en un museo<br />
nacional <strong>de</strong> Bellas Artes: a la artista,<br />
asidua concurrente a <strong>de</strong> la confitería <strong>de</strong><br />
Florida y Paraguay, mítico lugar <strong>de</strong> reunión<br />
<strong>de</strong> la flor y nata <strong>de</strong> nuestros creadores,<br />
los dueños <strong>de</strong>l establecimiento le enviaron<br />
tres cajas <strong>de</strong> sanguches <strong>de</strong> miga<br />
para agasajar a los invitados a la muestra.<br />
Como esta mujer estaba ocupada<br />
porque ella pensaba que su obra estaba<br />
en la sala <strong>de</strong> maestros <strong>de</strong>l siglo XIX cuando<br />
llegó la vianda, el dueño <strong>de</strong> una galería<br />
<strong>de</strong> nombre parecido a un marisco (la<br />
centolla, para más datos) se hizo pasar<br />
por apo<strong>de</strong>rado <strong>de</strong> la expositora y se apartó<br />
una caja con cien sanguchitos para él<br />
antes <strong>de</strong> irse.<br />
r |Qué fácil es ver la paja en el ojo ajeno.<br />
Eso no la disculpa <strong>de</strong> haberse patinado la<br />
plata que tanto nos costó conseguir. Así<br />
nunca más la van a invitar a una fiesta.<br />
A | Se equivoca. Fíjese que me invitaron<br />
al cumpleaños número 40 <strong>de</strong>l joven artista<br />
que cotiza carísimo en los remates <strong>de</strong>l<br />
Norte y que tiene una beca con su nombre.<br />
Fue una fiesta preciosa. Lástima que<br />
esta chica, la que apareció en ese afiche<br />
famoso <strong>de</strong> los años ‘60, en el <strong>de</strong> “por qué<br />
somos tan geniales” no quiso ir. No sabe<br />
lo que se perdió.<br />
r | Por qué no quiso ir?<br />
A | Porque dice que ella no va a lugares<br />
que no sean <strong>de</strong> artistas. Por suerte los<br />
RRPP <strong>de</strong>l cumpleañero a él no le dijeron<br />
nada para no amargarlo, ya que estaba hecho<br />
un bombón que rajaba la tierra. No sabe<br />
cómo bailamos. Pensar que en principio<br />
iba a ser un pijama party, en homenaje a<br />
los colchoncitos que hicieran famoso al<br />
agasajado, pero la simple i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>la promiscuidad<br />
disuadió a los organizadores.<br />
r | ¿Ahí también se puso borracha como<br />
una cuba?<br />
A | No, nada que ver. Resulta <strong>de</strong> que al