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Resistencia nacional, formación del Estado y ... - Cholonautas

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www.cholonautas.edu.pe / Biblioteca Virtual de Ciencias Sociales<br />

terratenientes colaboracionistas, se encontraban ahora atrapados entre las represalias de<br />

los hacendados y la “reorganización” cacerista. En las sierras al suroeste de Chupaca, los<br />

llacuaces que habían inspirado la resistencia antes que nadie, los mismos que habían<br />

permanecido al lado de Cáceres y peleado en su nombre, los mismos que habían sido<br />

objeto de los insultos de los chilenos, de los hacendados peruanos e incluso de las<br />

autoridades de los pueblos cercanos al río, recibían a cambio el desprecio y la represión de<br />

sus enemigos wari. En última instancia, por tanto, el castigo cayó sobre aquellos que habían<br />

sufrido de manera más directa la agresión <strong>del</strong> ejército invasor.<br />

Comencemos describiendo el caso dramático <strong>del</strong> comandante Tomás Laimes,<br />

ejecutado en la plaza central de Huancayo en julio de 1884. Muchos autores que han escrito<br />

sobre Laimes subrayan que cuando Cáceres lo llamó a Huancayo a mediados de 1884,<br />

Laimes acudió voluntaria y pacíficamente. En primer lugar subrayó su legitimidad e<br />

importancia como soldado y defensor de la nación, respondiendo al primer mensajero de<br />

Cáceres, el comandante mestizo José Gabino Esponda: “Dígale a Cáceres que yo soy tan<br />

general como él y si quiere que yo vaya a Huancayo debe tratarme de igual a igual” (Smith<br />

1989-75). Laimes y sus seguidores fueron con actitud orgullosa, expectante, en palabras de<br />

Gavín Smith, “para ser respetados y tratados en iguales términos por el ejército profesional”<br />

(Smith 1989:74). En vez de ello, Laimes y los comandantes que lo acompañaban fueron<br />

llevados ante un tribunal militar y ejecutados en forma sumaria, pese a que hasta el último<br />

instante continuaron insistiendo en que sus acciones eran legítimas dentro de las<br />

condiciones de la guerra.<br />

¿Cuáles fueron las acusaciones en su contra? No haber seguido las órdenes<br />

caceristas, tal como fueron dadas por José Gabino Esponda, un oficial <strong>del</strong> distrito rival de<br />

Sicaya, ubicado en la margen <strong>del</strong> río. Sin embargo Esponda, parte de la elíte wari que nunca<br />

contó con la obediencia de las guerrillas de la puna, ciertamente era parte interesada en el<br />

asunto. Laimes fue acusado además de haber saqueado las haciendas Tucle, Laive e<br />

Ingahuasi, todas las cuales pertenecían a los terratenientes que hablan colaborado con los<br />

chilenos. También se le responsabilizó de haber ejecutado a varios individuos, incluyendo al<br />

gobernador indígena de Moya, y de haber mutilado a numerosos comuneros cortándoles las<br />

orejas. Laimes nunca negó ninguno de los cargos de asesinato o mutilación, declarando<br />

simplemente que sus víctimas habían sido todos traidores. El último cargo contra Laimes fue<br />

haberse coronado como emperador inca. Sobre este punto, vaciló, para finalmente admitir<br />

que tal vez lo había hecho, pero solamente estando embriagado 26 .<br />

26 Sobre la versión de Esponda acerca <strong>del</strong> incidente referente a Laimes, consultar la sección de sus memorias<br />

reproducidas en Comisión Permanente de Historia 1982:II, 301-302. Para otras versiones sobre la ejecución de<br />

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