Resistencia nacional, formación del Estado y ... - Cholonautas

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Tal vez nunca sepamos si Laimes bailé un cargo ya existente o si lo creó. En
cualquier caso, sin embargo, el coronarse como Inca no fue un acto político de primera
importancia para su movimiento. Como claramente lo establece su respuesta al mensajero
de Cáceres y su subsecuente testimonio en su juicio, Laimes no basó su legitimidad
vinculándola con la tradición Inca, sino en su conducta y prestigio como defensor de la
nación. Sus seguidores, es más, no le obedecían como una reencarnación de Túpac Amaru,
sino porque creían en él y en el movimiento que encabezaba, o porque estaban sujetos a la
disciplina draconiana que caracterizó al movimiento en su último año de existencia.
Por lo tanto debemos descartar la interpretación que considera al movimiento
guerrillero como otro ejemplo de una “utopía andina” unidimensional. En vez de ello,
encontramos una manipulación creativa de las tradiciones rituales y festivas y de los
símbolos, el uso de un arsenal cultural de maneras nuevas y políticamente significativas. Y
este es, en el fondo, un punto central. En Laimes y sus seguidores encontramos un
movimiento complejo e innovador, ligado a debates que estaban surgiendo en tomo a la
construcción del Estado nacional. Esta es la manera como el simbolismo inca fue utilizado,
no como un aislacionismo étnico que miraba hacia atrás, sino como una expresión ritual de
la necesidad de crear definiciones abiertas sobre la ciudadanía y la nacionalidad que
incluyeran a la mayoría indígena 29 .
La lucha por la inclusión tomó otra forma en Comas luego de 1882. En apariencia,
existió una similitud con el Mantaro Suroeste, con la ocupación de varias haciendas que
pertenecían a colaboradores locales, y la expropiación de los hatos de ganado a fin de
proveer sustento y dinero para adquirir armas. Pero la lucha de los comasinos entre 1884 y
1887 se centró con mayor intensidad en el problema del ganado sacado de las haciendas, lo
que llegó a simbolizar la legitimidad de su montonera en la resistencia, y por lo tanto los
legítimos reclamos de los pobladores como ciudadanos-soldados.
A partir de 1884 los terratenientes del área –incluyendo a los hermanos Valladares,
Jacinto Cevallos, y otros- lucharon porque la posesión del ganado en manos de los
comasinos fuera definida como robo. En un expediente presentado a las fuerzas caceristas
a mediados de 1884, los hacendados lograron convencer a Cáceres de la legalidad de sus
reclamos. Podemos al menos especular que el momento en que se presentó el pedido –
justamente por la fecha de la ejecución de Laimes- fue particularmente propicio. En vista a la
29 En los debates en tomo a la “Utopía andina'', no pienso que mi analisis del simbolismo inca en este nuevo
contexto podría contradecir el espíritu del trabajo de Alberto Flores Galindo (1986), aunque me sería más difícil
vincularlo con el trabajo de Burga (1988).
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