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Resistencia nacional, formación del Estado y ... - Cholonautas

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www.cholonautas.edu.pe / Biblioteca Virtual de Ciencias Sociales<br />

Guerra debe haber sido grande, considerando el pasado de este hombre como líder de las<br />

invasiones en contra de la autonomía de la puna. En, realidad, los oficiales caceristas<br />

hubieran hecho bien en prestar mayor atención a las advertencias <strong>del</strong> prefecto Antenor Rizo<br />

Patrón sobre el estado de agitación aún existente en muchos pueblos:<br />

por el estado bélico, en que se han encontrado durante los últimos años, lo cual, dada la<br />

incultura natural [sic] de esas poblaciones, hace creer, que aún, no sea la época de<br />

exigencias apremiantes, como por ejemplo la devolución de las armas, que son <strong>del</strong> estado, y<br />

que ellos, no obstante, se han acostumbrado a mirar como suyas 38 .<br />

De quién eran las armas, de quién eran las tierras, de quién era el ganado. Estas<br />

serían las preguntas importantes debatidas por los guerrilleros campesinos y los oficiales<br />

caceristas durante los siguientes años. Como ocurrió en la Sierra de Puebla, por Otra Parte,<br />

el control de estos bienes específicos significó también el control de las narrativas y de las<br />

victorias. Dada su posición política a nivel local, Barlolomé Guerra no fue quien negoció un<br />

acuerdo en tal situación, y esto se haría mucho más claro en los meses siguientes. También<br />

lo sería el hecho de que si el <strong>Estado</strong> cacerista quería restablecer el control sobre la región<br />

desarmando a las guerrillas campesinas, era simplemente insuficiente. Los caceristas<br />

también necesitaban construir un consenso hegemónico, en el sentido de reconocer e<br />

incorporar las demandas y expectativas de los aliados más asiduos y efectivos de Cáceres<br />

(Mallon 1983:101-103; Manrique 1989: 59-61) 39 .<br />

El consenso no significaba lo mismo en todas las subregiones de la sierra central. El<br />

caso más simple, donde el control no era siquiera un problema, se encontraba en los<br />

pueblos cercanos a Jauja. Por haber permanecido sin problemas en alianza con los<br />

caceristas durante la guerra, estas comunidades fueron recompensadas en 1886 con la<br />

creación de dos nuevos distritos: Acolla, en el valle de Yanamarca; y Muquiyauyo, en la<br />

margen noroeste <strong>del</strong> no Mantaro. Aquí la coalición <strong>del</strong> tiempo de la guerra entre<br />

comerciantes locales, pequeños propietarios y notables <strong>del</strong> pueblo fue reforzada por la<br />

38 Sobre la conmisión de Guerra, ver APJ, “Oficio <strong>del</strong> Ministerio de Gobierno al Prefecto <strong>del</strong> Departamento de<br />

Junín”, Lima, 18 de enero de 1886. En cuanto a la advertencia formulada por Rizo Patrón, ver AHM, Paquete<br />

1886 s/n: “Oficio <strong>del</strong> Prefecto de Junín al Ministerio de Guerra” Cerro de Pasco, 16 de febrero de 1886, el cual<br />

incluye también la cita.<br />

39 La importancia de las guerrillas campesinas de la región para la estabilidad de la zona se había demostrado en<br />

la guerra civil, cuando los pequeños ejércitos compuestos de dos ni] a cinco mil soldados regulares podían ser<br />

hostilizados más fácilmente por un contingente de 2 mil guerrilleros, favorecidos por su conocimiento de la<br />

geografía y el uso de las tácticas <strong>del</strong> golpe y la huida. En tal situación los oficiales caceristas –habiendo hecho<br />

uso de estas guerrillas para derrocar a Iglesias- estaban particularmente interesados en que esto no volviera a<br />

ocurrir.<br />

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