El cambio de rol de madres solteras trabajadoras ... - Biblioteca USAC

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mismas), agregándose a esto la dificultad que tienen para ser contratadas en otros lugares ya
que por parte del sector masculino el mercado de trabajo es más amplio.
Siendo el factor económico el que obliga a la búsqueda de nuevos medios para
satisfacer las necesidades, las que a falta de oportunidades en el resto de los departamentos del
país, la migración es otro fenómeno que contribuye a incrementar la mano de obra que se
encuentra dentro del área metropolitana, es por esto que “…las maquiladoras vienen a
fortalecer el fenómeno de la migración de mujeres de poblaciones cercanas a los lugares de
donde se ubican, estimándose que un 60% de ellas corresponde a una población joven, que
muchas veces abandona sus estudios para incorporarse a las maquilas.” 25 Debido a que en las
maquilas el nivel de escolaridad no es gran importancia, esto llega a ser un factor de
conveniencia para los contratantes, porque esto contribuye al desconocimiento que las
personas tienen de sus derechos que les son propios, en lo que se refiere a la retribución real
que deberían tener.
En La Montaña, las labores que las mujeres desempeñaban era básicamente en el nivel
operativo, revisoras de calidad, ayudantes y bodegueras, puesto que durante el tiempo que
realizó el trabajo de campo, solo se observó a una mujer como supervisora de calidad, los
demás cargos estaban dirigidos por hombres. La labor de la supervisora de calidad se
restringe a verificar el trabajo que realizan quienes inspeccionan, en aplicar el criterio de lo
bueno y lo malo, lo reparable y lo inservible.
A pesar que la responsabilidad no era poca, el trabajo de alguna manera era más liviano
a diferencia de la responsabilidad de los supervisores de línea, empaque, bodega, corte,
plancha, mecánicos, encargados de áreas, quienes hacían un total de quince aproximadamente.
Este es un claro ejemplo para ver la brecha de género que se llega a establecer dentro de las
maquilas, donde las mayores responsabilidades se les adjudican a los hombres, mientras que a
las mujeres se les relega a cargos menores. Dentro de esto cabe destacar que los supervisores
de línea tenían “asistentes” mujeres, donde la labor de éstas era de llevar y traer los permisos,
25 Ibíd., pp. 42