Entrevista - Areaminera

JUNIO 2013, WWW.AMINERA.COM
Opinión
Competitividad y
productividad:
Desafíos de la minería
Por: Álvaro Merino
Lacoste, Gerente de
Estudios Sonami
En los últimos meses, hemos observado con preocupación un
cambio importante en las condiciones en que se desarrolla la
industria minera a nivel mundial y también en nuestro país. Ello
está provocando una mayor cautela en el proceso de inversiones
en el sector.
Hasta hace poco tiempo, las compañías actuaron con cierta
agresividad en materia de inversiones y, en algunos casos, no
se tomaron los resguardos necesarios frente a ciertos factores, como la
rentabilidad adecuada de los proyectos o los riesgos asociados a dichas
decisiones. Asimismo, se invirtió en algunas iniciativas que no rindieron
los resultados esperados. El mandato de los accionistas hoy es de mayor
cautela y retornos seguros en el largo plazo. Por ello, en la actualidad, entre
las prioridades del quehacer de las compañías mineras, destacan los temas
operacionales y el control de costos.
Adicionalmente, es preciso señalar que estamos frente a un escenario
marcado por la incertidumbre respecto del comportamiento económico
mundial. Europa continúa en recesión, en Estados Unidos observamos un
lento crecimiento, y China – el principal consumidor de cobre que capta más
del 40% de la demanda mundial- muestra una marcada desaceleración.
Lo anterior, por cierto, afecta las expectativas de consumo de minerales,
a lo que debemos agregar un incremento en la oferta mundial de cobre por
la entrada en operación de nuevos proyectos y aumento de producción de
operaciones actuales, lo cual configura un escenario de superávit para el
presente año.
Todo ello genera expectativas a la baja en el precio del cobre, nuestro
principal bien de exportación, y si agregamos el incremento de costos
registrado en los últimos años, observamos que los márgenes de la minería
se están estrechando y con ello la rentabilidad de las operaciones mineras.
Claramente estamos viendo una pérdida de competitividad, expresada
por un importante aumento de costos y disminución de los niveles de
productividad. En efecto, en los últimos ocho años, hemos observado un
aumento generalizado de costos en la minería, período en el cual se ha más
que duplicado el valor de esta importante variable en la industria minera.
Entre los numerosos factores que lo explican, se encuentra la disminución
de las leyes del mineral. Esto significa que, para producir la misma cantidad de
cobre, se requiere mover más material, a mayores profundidades y distancias.
Adicionalmente, el ítem más relevante en la estructura de costos de las
empresas mineras que operan hoy en Chile es el valor de la energía. Este
insumo básico es el principal costo de la industria minera, donde la electricidad
y los combustibles son los principales factores de esta variable.
Asimismo, el agua, especialmente en la zona norte de nuestro país, es
escasa, y es ahí donde se emplazan la mayoría de los proyectos.
Por otra parte, es necesario mencionar el alza en el gasto laboral, ante la
escasez de personal calificado que cada vez hace más complejo satisfacer
los requerimientos de nuestra minería. Hemos observado un incremento
sostenido del costo del recurso humano, que lamentablemente no ha ido
acompañado de igual crecimiento de la productividad.
A lo anterior, debemos agregar un mayor precio en algunos insumos
mineros y una importante apreciación de la moneda local, lo que implica que
se requieren más dólares para pagar el mismo monto de costos en pesos.
También preocupa la pérdida de productividad. En efecto, la producción
de cobre -el principal bien minero que explica el 90% del PIB de este
sector productivo- entre el año 2004 y 2012 se mantuvo prácticamente
constante, pues pasó de 5.420.000 toneladas a 5.455.000, respectivamente,
y en ese período se invirtieron US$54.000 millones y el personal aumentó
sustancialmente.
Por tanto, se deben adoptar medidas urgentes para detener la pérdida
de competitividad de la minería en Chile. Ello pasa, entre otros factores,
por acelerar la tramitación de permisos para invertir, otorgar mayor certeza
jurídica en estas decisiones, asegurar el suministro energético y de agua,
e incrementar la oferta de personal capacitado para el desarrollo de esta
actividad productiva.
Adicionalmente, las compañías mineras están profundizando la adopción
de estrategias innovadoras en su gestión, en sus procesos, y capacitando
permanentemente a sus trabajadores, técnicos y profesionales; ello, con el
objeto de mejorar e incrementar los niveles de productividad.
Sin embargo, hay que considerar que cuando se hace una inversión en un
país determinado no sólo hay que centrar la atención en los costos, sino que
también en el marco institucional, jurídico, económico y político.
En este sentido, Chile ha generado confianza, estabilidad y seguridad,
elementos claves para atraer la inversión, especialmente en este sector, cuyos
proyectos se desarrollan en el largo plazo.
La legislación combina armónicamente los intereses del país y las
garantías que requieren los inversionistas mineros para abordar proyectos
que demandan cuantiosas inversiones y sofisticada tecnología, sumado a
profesionales y técnicos de primer nivel.
Somos un país confiable, y esa condición se refleja en el flujo permanente
de inversiones que llegan a Chile en representación de los más importantes
consorcios mineros del orbe y que han establecido aquí su base de
operaciones para América Latina.
Por tanto, debemos tener muy presente que adoptar medidas que afecten
la competitividad y la confianza en las instituciones, implica necesariamente
menor inversión y desarrollo.
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