VE-16 SEPTIEMBRE 2015
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Ajedrez<br />
¿Por qué estaba ahí? Él no era amigo de la familia. Nunca lo<br />
había visto. El abuelito Tomás lo presentó como señor Daimon, su<br />
rival de ajedrez. No lograba saber qué le producía más rechazo: la<br />
corbata roja, su traje lleno de arrugas y manchas, el peluquín mal<br />
colocado o las uñas largas y sucias. De lo que estaba segura era de<br />
que sobraba en su fiesta.<br />
Se acercó a él, mirándolo fijamente. Los demás bailaban o<br />
comían sin darle importancia a lo que estaba ocurriendo.<br />
«¡Felicidades! ¡Felicidades!». Las palabras de ese hombre resonaban<br />
en su mente desde que levantara la copa de sidra cuando ella sopló<br />
sus quince velitas. Se asustó de sí misma. Un presentimiento le decía<br />
que su abuelo iba a perder un juego mortal en pocos días. Sus<br />
visiones nunca fallaban. Ella no permitiría que este tal Daimon<br />
jaqueara a nadie más.<br />
Ángela clavó el cuchillo de torta en el estómago del intruso.<br />
Al ver las manos ensangrentadas de su nieta, el corazón del<br />
abuelo no resistió.<br />
Tablas.<br />
Lidia Castro (Mar del Plata, Argentina)<br />
http://escritosdemiuniverso.blogspot.com<br />
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