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las representaciones sociales sobre el abuso sexual con - PAMI

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LAS REPRESENTACIONES SOCIALES<br />

SOBRE EL ABUSO SEXUAL CON ÉNFASIS EN EL INCESTO<br />

Los niños y niñas víctimas de <strong>abuso</strong> <strong>sexual</strong> pierden su valor social, y terminan <strong>con</strong>denados a<br />

vivir <strong>con</strong> tendencias homo<strong>sexual</strong>es o a ser prostitutas <strong>el</strong> resto de su vida.�<br />

Con r<strong>el</strong>ación a <strong>las</strong> <strong>representaciones</strong> <strong>sociales</strong> que los grupos involucrados en este estudio poseen<br />

<strong>sobre</strong> <strong>el</strong> <strong>abuso</strong> <strong>sexual</strong> incestuoso, se rescatan algunos <strong>el</strong>ementos comunes, referidos a <strong>las</strong><br />

causas d<strong>el</strong> fenómeno y a la responsabilidad d<strong>el</strong> mismo.<br />

Todos los <strong>con</strong>sultados perciben a los abusadores como enfermos mentales, como hombres que<br />

tienen problemas psicológicos, que padecen impulsos biológicos que no pueden resistir, siendo<br />

esto lo que los lleva a abusar de sus hijas(os). Al respecto, es importante <strong>con</strong>siderar que este<br />

es un mito presente en la representación social d<strong>el</strong> <strong>abuso</strong> <strong>sexual</strong> incestuoso en <strong>las</strong> comunidades<br />

estudiadas, pero que ha sido negado por estudios clínicos realizados, mismos que evidencian<br />

que la mayoría de autores d<strong>el</strong> <strong>abuso</strong> <strong>sexual</strong> no presentan ningún trastorno psicológico.<br />

Otro factor asociado a esta representación social de enfermedad o de falta de <strong>con</strong>trol <strong>sobre</strong><br />

sus actos alude a la creencia de que <strong>el</strong> alcoholismo y la drogadicción son una <strong>con</strong>dición para<br />

cometer <strong>el</strong> <strong>abuso</strong>. En cualquier caso, la representación social de los abusadores los ubica<br />

como hombres que no tienen <strong>con</strong>trol <strong>sobre</strong> sí mismos.�<br />

Otro mito remite a la idea de que es la madre la responsable porque <strong>con</strong>siente <strong>el</strong> <strong>abuso</strong> <strong>sexual</strong><br />

a sus hijas/os. Este mito se <strong>con</strong>firma en la representación social de los y <strong>las</strong> <strong>con</strong>sultadas en <strong>las</strong><br />

comunidades de Escuintla y zona 18 en ciudad Guatemala. Desde esta falsa creencia, la<br />

responsabilidad d<strong>el</strong> incesto nunca es d<strong>el</strong> todo d<strong>el</strong> victimario, ya que en su imaginario, al<br />

hombre se le despoja de su racionalidad y se le percibe como un ser influenciado y gobernado<br />

por sus instintos <strong>sexual</strong>es, al grado de no poder <strong>con</strong>trolarlos ni siquiera para respetar a sus<br />

propios descendientes.<br />

Según comparten <strong>las</strong> personas <strong>con</strong>sultadas para esta investigación, de una u otra forma la<br />

culpa d<strong>el</strong> <strong>abuso</strong> <strong>sexual</strong> incestuoso recae <strong>sobre</strong> <strong>las</strong> madres y <strong>las</strong> víctimas, idea que se corr<strong>el</strong>aciona<br />

<strong>con</strong> <strong>el</strong> mito de que la madre es cómplice o culpable y que <strong>las</strong> niñas provocan <strong>el</strong> incesto, en<br />

tanto que su actitud incita que sus padres pierdan <strong>el</strong> <strong>con</strong>trol de sus actos y abusen <strong>sexual</strong>mente<br />

de <strong>el</strong><strong>las</strong>. Se <strong>con</strong>solida de esta manera la idea de responsabilidad compartida entre la víctima<br />

y su victimario.�<br />

A partir de lo anterior, se puede afirmar que la desigualdad que se da entre hombres y mujeres,<br />

entre personas adultas y personas menores de edad que caracteriza a <strong>las</strong> sociedades<br />

androcéntricas y adultistas, es una realidad en <strong>las</strong> comunidades. Pese a ser víctimas, <strong>las</strong><br />

mujeres y <strong>las</strong> niñas, niños y adolescentes cargan <strong>con</strong> <strong>el</strong> mayor grado de responsabilidad, lo<br />

cual justifica <strong>el</strong> <strong>abuso</strong> de poder que personas adultas ejercen <strong>sobre</strong> <strong>las</strong> personas menores de<br />

edad; así como cualquier otro <strong>abuso</strong> que se cometa en su <strong>con</strong>tra.<br />

Esta representación social d<strong>el</strong> <strong>abuso</strong> <strong>sexual</strong> incestuoso puede ser uno de los motivos d<strong>el</strong> por<br />

qué muchas madres omiten o tardan en presentar la denuncia, ya que, sumado al riesgo<br />

e<strong>con</strong>ómico y físico derivado de acusar a su esposo, se culpabiliza <strong>el</strong>la misma por no haber<br />

cumplido a cabalidad <strong>con</strong> la función de cuido y protección de sus descendientes, que en forma<br />

exclusiva la sociedad le ha asignado.�También esto explica <strong>el</strong> silencio de <strong>las</strong> víctimas directas.<br />

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