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las representaciones sociales sobre el abuso sexual con - PAMI

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Red para la Prevención y Atención d<strong>el</strong> Maltrato<br />

y Abuso Sexual a Niños, Niñas y Adolescentes en Guatemala<br />

No obstante es importante reiterar que este estudio rev<strong>el</strong>a que en la realidad y en la mayoría<br />

de los casos, es la madre la que interpone la denuncia ante <strong>las</strong> instancias correspondientes.<br />

La alusión a la responsabilidad de la víctima se percibe más claramente cuando se trata de<br />

una adolescente. La representación social tiene que ver <strong>con</strong> la idea de que se trata de <strong>abuso</strong><br />

<strong>sexual</strong> si la víctima tiene menos de 12 años de edad, por <strong>el</strong> <strong>con</strong>trario si es una adolescente,<br />

<strong>el</strong>la es la que provoca o lo hace por su voluntad. Su silencio es asimilado a un acto de<br />

<strong>con</strong>sentimiento y de mutuo <strong>con</strong>senso. De esta forma, se diluye la responsabilidad d<strong>el</strong> abusador<br />

en función de la etapa de desarrollo en que se encuentre la víctima, al dejar de <strong>con</strong>siderar<br />

que <strong>el</strong> <strong>abuso</strong> <strong>sexual</strong> es <strong>el</strong> mismo <strong>con</strong> independencia de la edad que tenga la persona menor de<br />

edad.<br />

En este imaginario social, <strong>las</strong> formas de <strong>con</strong>trol para evitar <strong>el</strong> incesto recaen <strong>sobre</strong> <strong>las</strong> potenciales<br />

víctimas y no <strong>sobre</strong> los probables victimarios, es así que, los hombres pueden seguir siendo<br />

abusivos, pero <strong>las</strong> mujeres (menores de edad o adultas) deben ser <strong>con</strong>troladas para que ninguno<br />

de sus actos sea <strong>con</strong>siderado como una provocación al <strong>abuso</strong> <strong>sexual</strong>.<br />

La pobreza dentro d<strong>el</strong> imaginario social de los participantes también es percibida como una<br />

de <strong>las</strong> causas d<strong>el</strong> incesto, lo cual es coherente <strong>con</strong> un mito estudiado que afirma que <strong>el</strong><br />

incesto sólo ocurre entre gente pobre y en ambientes familiares deprimidos, asumiendo que<br />

este tipo de <strong>abuso</strong> no es practicado en otros sectores <strong>sociales</strong>. Al respecto, los estudios<br />

anteriores reflejan que este es un fenómeno que se descubre <strong>con</strong> mayor frecuencia en este<br />

sector social, pero que se presenta en todos los grupos socioe<strong>con</strong>ómicos. La diferencia estriba<br />

en que los casos ocurridos en los sectores privilegiados son atendidos de manera privada,<br />

espacios a los que los investigadores casi nunca tienen acceso.<br />

La representación social d<strong>el</strong> <strong>abuso</strong> <strong>sexual</strong> incestuoso es un asunto privado según se <strong>con</strong>stata<br />

en los grupos <strong>con</strong>sultados, los que coinciden en afirmar que estos son problemas íntimos y<br />

personales que sólo competen a la familia involucrada. A partir de esta interpretación, se<br />

invisibiliza este fenómeno, haciendo caso omiso de que este es un problema público, desde <strong>el</strong><br />

momento en que <strong>el</strong> Estado guatemalteco asumió compromisos nacionales e internacionales<br />

para proteger a los niños, niñas y adolescentes de todo tipo de <strong>abuso</strong>.<br />

Los grupos <strong>con</strong>sultados comparten la idea de que <strong>el</strong> <strong>abuso</strong> <strong>sexual</strong> incestuoso ha estado presente<br />

siempre en sus comunidades, aunque de manera aislada, <strong>con</strong>firmando la idea que sustenta <strong>el</strong><br />

mito de que <strong>el</strong> incesto es poco frecuente. No obstante se puede afirmar que la realidad<br />

<strong>con</strong>tradice esta creencia, pues la información cuantitativa de este estudio rev<strong>el</strong>a que d<strong>el</strong><br />

total de casos de <strong>abuso</strong> <strong>sexual</strong> denunciados durante los años 2004 y 2005, <strong>el</strong> 32% representa<br />

casos de <strong>abuso</strong> <strong>sexual</strong> incestuoso.<br />

Por otra parte, se cree que es imposible prevenir y erradicar <strong>el</strong> <strong>abuso</strong> <strong>sexual</strong> incestuoso porque<br />

éste es una práctica cultural. El fatalismo de esta representación social, se acompaña de una<br />

<strong>con</strong>tradicción, pues como práctica cultural gozaría de la aprobación comunitaria, sin embargo,<br />

como quedó establecido antes, <strong>las</strong> personas <strong>con</strong>sultadas interpretan <strong>el</strong> <strong>abuso</strong> <strong>sexual</strong><br />

incestuoso como un acto inmoral y no correcto. De lo que se desprende que existe una<br />

prohibición social d<strong>el</strong> <strong>abuso</strong> <strong>sexual</strong> incestuoso interiorizada como una norma de <strong>con</strong>vivencia<br />

en <strong>las</strong> comunidades.

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