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Revista Mansaborá 25 del IES Profesor Hernández-Pacheco de Cáceres
Revista Mansaborá 25 del IES Profesor Hernández-Pacheco de Cáceres
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todos en Valladolid. Miguel de Cervantes había nacido el día de San Miguel, el 29 de<br />
septiembre, aunque no se bautizará hasta el 9 de octubre. Allí, así, comienza su vida.<br />
Cervantes, Lo dice otra vez Andrés Trapiello, es el soldado que participó en guerras sin<br />
gloria, perdió los dientes, recaudó impuestos y decidió narrar variados descalabros con el<br />
comprensivo humor de quien entiende la realidad como literatura. Cervantes, al que Lope<br />
de Vega en La dama boba y en San Diego de Alcalá llamara matasiete, soberbio, pobretón<br />
y tullido. Pobretón ya en 1552, cuando un padre no pudo pagar un préstamo, y los alguaciles<br />
entran en casa, dice Jordi Gracia, para llevárselo todo: “y todo es todo, las sábanas y las<br />
mantas, los cuatro colchones, el jubón, el sayo y las calzas amarillas, la mesa de nogal y sus<br />
bancos, los cuchillos dorados, los zapatos de terciopelo, el arca con la ropa de casa, la capa<br />
negra llana, el chapeo. Todo. Por eso busca trabajo en otros sitios, en Andalucía, y fue en<br />
Sevilla donde Miguel, que pasaba temporadas con su padre, pudo ver, con 13 años, alguna<br />
representación de Lope de Rueda. Su primera formación, fue en Alcalá, en alguna de sus<br />
academias. Allí, su primera cercanía al poder, a los que están cerca del poder. Los conoce,<br />
los trata, pro nunca llega a nada. Ni siquiera cuando fue soldado llegó a nada. Nos engaña en<br />
un escrito en el que juega a confundirnos con un alférez, que en realidad fue su hermano<br />
Rodrigo. Y para acercarse a la corte, o su cercanía, dedica un soneto al nacimiento de la<br />
infanta Catalina Micaela, hija de Felipe II y de la “serenísima reina” Isabel de Valois. Lo<br />
ha aprendido en el Estudio de la Villa de Juan López de Hoyos. Y luego escribirá otros<br />
poemas para llorar la muerte de<br />
la reina, que se<br />
colocarán sobre<br />
el “brocado de la tumba”. Y<br />
celebra al nuevo regente, el<br />
Cardenal Espinosa. Allí<br />
aprende la escritura, y allí,<br />
en el Estudio, lee<br />
la gran biblioteca<br />
de López de Hoyos, que<br />
tenía más de quinientos libros<br />
a disposición de<br />
un joven que ya<br />
tiene 23 años. Allí lee a<br />
Garcilaso de la<br />
Vega. Y lee al<br />
portugués Jorge<br />
de Montemayor<br />
y su Diana, el<br />
gran best-seller,<br />
quiero decir superventas, de<br />
nuestra literatura, que compite con las<br />
novelas de caballerías tan exitosas en ese año de 1559.Pero ese año, 1559, se peleó a espada<br />
con un tal Antonio de Sigura, y una providencia manda que se “vaya a prender a Miguel<br />
de Cervantes”. Y se le condena a que le fuese cortada la mano derecha, y un destierro de<br />
diez años. Pero nadie en España le encuentra porque ya está en Italia. Y desde Roma, escribe<br />
a su padre Rodrigo para que le envíe certificado de limpieza de sangre, tal vez porque necesita<br />
acreditarse, ya que está al servicio, doméstico, del cardenal Acquiaviva, como él mismo<br />
cuenta mucho después, en 1584, en La Galatea.<br />
Aunque su única biografía la escribió a los treinta años, la Epístola a Mateo Vázquez,<br />
de 1577. Allí nos contará qué pasó después de aquello. Y nos cuenta que se enroló en los tercios<br />
de don Juan de Austria. Y nos cuenta la batalla de Lepanto, de 1571, cuando tenía 23 años, y<br />
era 7 de octubre, y la batalla duró desde la madrugada hasta el mediodía, y tenía fiebre y<br />
avistaron a la armada turca, y los temblores no se acababan, y no se quedó en la cámara de la<br />
galera, que era su derecho, sino que subió al esquife, en la proa. Desde allí disparan los<br />
arcabuceros. Y peleó. Y peleó. Y, en vez de la derecha, fue a perder su mano izquierda “en la<br />
I.E.S. “Profesor Hernández-Pacheco”. Año 2016