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Revista Mansaborá 25 del IES Profesor Hernández-Pacheco de Cáceres
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indigencia: “Bien parece señor, que no se advierte le respondí, que yo no tengo capa”. Pero nada<br />
de eso evitó que viviera pobre. La novela no le sacó de la pobreza. En 1610 intentó de nuevo<br />
salir de España. Lupercio Leonardo de Argensola era el encargado de organizar la corte del<br />
nuevo Virrey de Nápoles, el conde de Lemos, pero Cervantes no pudo estar allí, por mucho<br />
que lo intentó. En 1614 apareció impresa una segunda parte de El ingenioso hidalgo don<br />
Quijote de la Mancha, pero firmada por un tal Alonso Fernández de Avellaneda, natural de<br />
Tordesillas, y que encubría algún enemigo literario. Se estampó en Tarragona por Felipe<br />
Roberto. Cervantes pergeñaba su Segunda Parte. Pero gracias a esta agresión Cervantes<br />
remató su libro y encontró en el apócrifo la ocasión para escribir lo mejor de lo mejor.<br />
Y hoy, que ya es abril, y llueve, y hace viento, y sale el sol, hoy, que hace casi<br />
cuatrocientos años de su muerte, está olvidado en los estantes de las Bibliotecas escolares, entre<br />
otros libros de la c, entre mil novelas que llamamos juveniles y no admitirán una segunda lectura<br />
(“Andrés estudia, Andrés, estudia, me llamo Andrés y mi apellido estudia”) y así llenando páginas<br />
y páginas de nada que decir, de nada que contar.<br />
Cervantes está muerto, no podemos decir que vive, el desconocimiento, la falta de rigor,<br />
las modas literarias, que han querido sustituir al canon clásico, y que no han querido dejar que<br />
este llene el otro canon, el escolar, tal vez porque preferimos jóvenes que no sepan, que no<br />
conozcan, preparados para ser emprendedores, nunca preparados para la vida, para la felicidad,<br />
para el gozo, para la crítica. Y así nos va.<br />
Cervantes está muerto, bien muerto, y si no lo estuviera nos gustaría matarlo, para que<br />
no levantara la cabeza su más grande personaje, don Quijote, y nos hablara, cuerdo, muy<br />
cuerdo, de un mundo que no le gusta, de un mundo que hay que cambiar. Cambiar el mundo.<br />
Eso no interesa.<br />
Cervantes ha muerto y en nuestra sociedad no interesa que reviva. Por eso no acudirá<br />
a su funeral, porque aunque haya una misa de Estado, los dioses no lo quieran, y acudan los<br />
reyes, y los que quieren ser presidentes de gobiernos, y los que se han nombrado<br />
vicepresidentes de gobiernos, y también estén presidentes de comunidades autónomas, y hasta<br />
el de Cataluña, que andan diciendo por ahí que Cervantes era catalán, y aunque todos recen y<br />
recen y recen en la Almudena por su alma, ella, seguirá allí, en el Parnaso, sentada en el suelo,<br />
que no tiene capa, y El Quijote, y las Novelas Ejemplares, y las Ocho Comedias y La<br />
Galatea, y el Viaje al Parnaso seguirán, polvorientos, en los estantes de las librerías que no<br />
venden literatura, sólo libros de autoayuda, y … y nosotros seguiremos como estábamos, porque<br />
…<br />
Pero contar cómo estamos es el contenido de otra ocasión, si es que acaso nosotros<br />
también no estamos muertos.<br />
I.E.S. “Profesor Hernández-Pacheco”. Año 2016