Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
con malestar; no he podido probar el <strong>de</strong>sayuno, y he vomitado sangre dos veces.<br />
Mientras me vestía para salir, oí el sonoro repiqueteo <strong>de</strong> un coche hansom en el<br />
empedrado; un minuto <strong>de</strong>spués se abrió la puerta, y para mi inmensa alegría<br />
apareció el mismísimo objeto <strong>de</strong> mis pensamientos.<br />
La visión <strong>de</strong> su rostro vigoroso y sus ojos serenos tuvieron un efecto<br />
inmediato en mí, y me tranquilicé otra vez. Su mero apretón <strong>de</strong> mano fue una<br />
especie <strong>de</strong> tónico. Pero, mientras escuchaba ansioso el tono profundo <strong>de</strong> su voz<br />
tranquilizadora, y pali<strong>de</strong>cían mis visiones nocturnas, empecé a compren<strong>de</strong>r lo<br />
mucho que me iba a costar contarle mi absurda e inasible historia. Hay hombres<br />
que irradian una energía animal que <strong>de</strong>struy e el <strong>de</strong>licado tejido <strong>de</strong> cualquier<br />
visión e impi<strong>de</strong> su reconstrucción. Chapter es uno <strong>de</strong> ésos.<br />
Hablamos <strong>de</strong> los inci<strong>de</strong>ntes acaecidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la última vez que nos vimos, y<br />
me contó algo <strong>de</strong> sus viajes. Él hablaba, y yo escuchaba. Pero tan absorto estaba<br />
en la horrorosa historia que tenía que contarle, que no me enteraba <strong>de</strong> lo que<br />
<strong>de</strong>cía. Sólo esperaba la ocasión para tomar la palabra y soltarlo todo <strong>de</strong> golpe.<br />
Al poco rato, no obstante, me di cuenta <strong>de</strong> que él también hablaba<br />
meramente para hacer tiempo. Tenía algo importante en la cabeza, algo<br />
<strong>de</strong>masiado pesado que soltar cuando se presentara la ocasión. Así que durante la<br />
primera media <strong>hora</strong> estuvimos esperando el momento psicológico en que <strong>de</strong>jar<br />
caer nuestras respectivas bombas, y la tensión <strong>de</strong> nuestras mentes creaba una<br />
oposición <strong>de</strong> fuerzas que bastaba por sí sola para contenernos… nada más. En<br />
cuanto me di cuenta <strong>de</strong> esto, <strong>de</strong>cidí rendirme. Renuncié <strong>de</strong> momento a contar mi<br />
historia, y tuve la satisfacción <strong>de</strong> comprobar que su mente, libre <strong>de</strong>l freno que le<br />
imponía la mía, empezaba a preparar el terreno para librarse <strong>de</strong> su carga. La<br />
conversación se fue haciendo menos tensa; <strong>de</strong>cayó el interés; las <strong>de</strong>scripciones<br />
<strong>de</strong> sus viajes se volvieron apagadas. Hacía pausas entre una frase y la siguiente.<br />
Luego empezó a repetirse. Las palabras <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> tener contenido. Se alargaron<br />
las pausas. Después el interés <strong>de</strong>cay ó al mínimo, y se apagó como una vela ante<br />
una ráfaga <strong>de</strong> viento. Calló, y me miró directamente a la cara con ojos graves e<br />
inquietos.<br />
¡Al fin había llegado el momento psicológico!<br />
—Dime una cosa… —empezó, y a continuación se calló <strong>de</strong> repente.<br />
Hice un gesto maquinal <strong>de</strong> que siguiera, pero no dijo nada. Sentí un miedo<br />
tremendo ante la inminente revelación. Una oscura sombra parecía prece<strong>de</strong>rla.<br />
—Dime una cosa —dijo <strong>de</strong> pronto, por fin—; ¿por qué <strong>de</strong>monios te has<br />
mudado a este lugar… a esta casa, quiero <strong>de</strong>cir?<br />
—En primer lugar, porque es barata —empecé—; es céntrica, y…<br />
—Demasiado barata —interrumpió—. ¿No preguntaste por qué es tan barata?<br />
—No se me ocurrió en el momento.<br />
Hubo una pausa en la que evitó mi mirada.<br />
—¡Por el amor <strong>de</strong> Dios, continúa, dímelo <strong>de</strong> una vez! —exclamé; porque la