Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Supongo que fue una pesadilla <strong>de</strong>bida a una mala digestión, porque me he pasado<br />
la mañana soportando uno <strong>de</strong> mis espantosos dolores <strong>de</strong> cabeza. Sin embargo, al<br />
<strong>de</strong>spertar, he encontrado todas mis ropas esparcidas por el suelo, don<strong>de</strong> habían<br />
sido arrojadas (¿las había tirado y o <strong>de</strong> esa manera?) durante la noche, y el<br />
pantalón arrastrado, peldaño arriba, hasta el cuarto <strong>de</strong> estar.<br />
Y algo peor: me ha parecido notar en la habitación, esta mañana, ese olor<br />
extraño y hediondo. Aunque muy débil, su mero atisbo es nauseabundo y<br />
repugnante. Me pregunto a qué <strong>de</strong>monios se <strong>de</strong>berá… En a<strong>de</strong>lante cerraré la<br />
puerta con llave.<br />
26 <strong>de</strong> nov.— Me cundió bastante el trabajo la semana pasada, y conseguí<br />
hacer ejercicio físico con regularidad. Me siento bien y en un estado <strong>de</strong> ánimo<br />
sereno. Sólo ha habido dos cosas que han turbado mi tranquilidad. La primera es<br />
una insignificancia en sí misma, fácilmente explicable. La ventana en la que, la<br />
noche <strong>de</strong>l 4 <strong>de</strong> noviembre, vi luz y la sombra <strong>de</strong> una cabeza gran<strong>de</strong> y unos<br />
hombros proyectada en la persiana correspon<strong>de</strong> a la habitación cuadrada <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l tejado. ¡Pero en realidad no tiene persiana!<br />
La otra es ésta: anoche regresaba, a eso <strong>de</strong> las once, protegiéndome <strong>de</strong> la<br />
nieve que caía con el paraguas inclinado. En mitad <strong>de</strong>l callejón, don<strong>de</strong> la nieve<br />
estaba sin una pisada, vi las piernas <strong>de</strong> un hombre <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> mí. El paraguas me<br />
ocultaba el resto <strong>de</strong> su figura; pero al levantarlo, vi que era alto y ancho, y que se<br />
dirigía a la puerta <strong>de</strong> mi casa. Caminaba a no más <strong>de</strong> cuatro pies <strong>de</strong> mí. Al entrar<br />
en el callejón me había parecido que estaba <strong>de</strong>sierto; pero pu<strong>de</strong> equivocarme<br />
fácilmente, como es natural.<br />
Una súbita ráfaga <strong>de</strong> viento me obligó a bajar el paraguas; y al volverlo a<br />
levantar, medio minuto <strong>de</strong>spués, y a no vi a nadie. Unos pasos más a<strong>de</strong>lante,<br />
llegué a la puerta. Estaba cerrada como <strong>de</strong> costumbre. Y a continuación observé<br />
con estupor que la superficie <strong>de</strong> la nieve recién caída estaba intacta. Las únicas<br />
huellas que se veían eran las <strong>de</strong> mis pies; y aunque <strong>de</strong>sanduve un trecho hasta<br />
don<strong>de</strong> había visto al hombre, no logré <strong>de</strong>scubrir la más ligera impresión <strong>de</strong> otro<br />
calzado que no fuera el mío. Subí con el pelo erizado y me alegré <strong>de</strong> meterme en<br />
la cama.<br />
28 <strong>de</strong> nov.— La medida <strong>de</strong> cerrar con llave la puerta <strong>de</strong> mi dormitorio ha<br />
acabado con todos los trastornos. Estoy convencido <strong>de</strong> que antes me levantaba en<br />
sueños. Probablemente, me <strong>de</strong>sataba el <strong>de</strong>do <strong>de</strong>l pie y <strong>de</strong>spués me lo volvía a<br />
atar. La seguridad <strong>de</strong> tener la puerta cerrada con llave ha bastado para <strong>de</strong>volver<br />
el sueño a mi espíritu agitado, y permitirme <strong>de</strong>scansar en paz.<br />
Anoche, <strong>de</strong> todos modos, se renovaron <strong>de</strong> repente las molestias <strong>de</strong> manera<br />
distinta y más agresiva. Me <strong>de</strong>sperté a oscuras con la impresión <strong>de</strong> que había<br />
alguien al otro lado <strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong> mi dormitorio, escuchando. Al <strong>de</strong>spabilarme,